China se rinde a las muecas de su nadadora Fu Yuanhui
La nadadora china Fu Yuanhui, bronce en los Juegos de Río 2016 en la modalidad de 100 metros espalda, se ha convertido en los primeros días de competición en la gran heroína de los aficionados chinos, aunque más por sus extravagantes muecas y su humor que por su rendimiento en la piscina.Fu, de 20 años y nacida en Hangzhou (este del país), comenzó a causar sensación en la semifinal de la prueba, cuando, informada por una periodista de la televisión nacional china CCTV de que había logrado completar la carrera en menos de 59 segundos, mostró una expresividad facial poco frecuente entre los en general hieráticos atletas chinos.
"¿58,95? ¡Pensé que había hecho 59 segundos! Guau, ¿tan rápida soy? ¡Estoy encantada!", declaraba Fu a las cámaras, mientras los ojos casi le salían de las órbitas y abría la boca en gesto de sorpresa, todo ello durante casi medio minuto.
"¡He usado mis poderes prehistóricos!", bromeó a continuación.
El espectáculo de Fu continuó al día siguiente, en la final de 100 metros espalda, cuando la nadadora otra vez se tuvo que enterar por la entrevistadora de CCTV de que había logrado un bronce (con mejor marca incluso, 58,76) y por una centésima no se hizo con la plata.
"Podría haber logrado mejor resultado con brazos más largos", señaló la nadadora, mientras sus gestos y comentarios jocosos invadían las redes sociales chinas.
Su fama ha provocado que le salgan imitadores -algunos comediantes chinos han intentado con mayor o menos éxito replicar sus carantoñas- y que caricaturas sobre sus entrevistas circulen en los foros de internet chino.
El perfil de Fu en Weibo, la versión china de Twitter, alcanzó 2,7 millones de seguidores estos días, y hasta la agencia oficial Xinhua le ha dedicado hoy un artículo de opinión, en el que habla de la "generación Fu Yuanhui", formada por jóvenes chinos con más expresividad y naturalidad que sus padres o abuelos.
"Las generaciones posteriores a 1990 o 1995 difieren de las de los setenta y ochenta, son beneficiarias directas de la reforma y la apertura y tienen más recursos para desarrollarse que sus padres", analizaba Xinhua, que nunca desaprovecha la ocasión para insertar algo de retórica comunista, hasta en artículos deportivos.
Los "shows" de Fu también suelen romper el serio protocolo de las ceremonias de entrega de medalla, como mostró el lunes la nadadora con sus gestos de alegría al recibir el bronce, y también el año pasado en Kazan, cuando formó parte del cuarteto chino que se hizo con el oro en el 4x100 estilos.
En aquella ocasión, Fu contrastó con la flemática compostura de sus otras tres compañeras haciendo carantoñas y bromeando mientras mostraba la medalla a las televisiones de todo el mundo.
"Vivo el tipo de vida que quiero, es simple: felicidad, amor gratitud, eso es lo que deseo", escribía recientemente la nadadora en su microblog personal, reflejando su seguridad en sí misma y su carácter alegre.
Fu, que ganó en los Mundiales de Kazán el oro en 50 metros espalda, no estaba muy segura de triunfar en Río, donde esa modalidad, su favorita, no está incluida en el programa, pero de momento tiene un bronce y algo más: la simpatía de millones de aficionados de su país.