El Real Madrid más 'cholista' acaba con la racha del Atlético
El Real Madrid mostró su solidez como líder y cerró su mala racha de derbis ligueros en el Santiago Bernabéu, con un triunfo (1-0) ocho años después gracias a un tanto de Karim Benzema, que castigó a un Atlético de Madrid lastrado por las bajas y por su falta de gol en un primer tiempo que dominó, antes de ceder ante el empuje madridista.
Al Real Madrid se le comienza a poner cara de campeón. Resta mucho en LaLiga Santander, pero es pura solidez. Ya tiene seis puntos más que el Barcelona, que juega este domingo, y trece de ventaja respecto al Atlético tras superar uno de esos partidos grandes que se le atragantaban. Se mantuvo en pie en un derbi con dos partes diferenciadas. Inferior a un rival que fue incapaz de plasmar su mejoría en el marcador en la primera. Desatado en la segunda con un movimiento táctico de Zinedine Zidane que fue clave.
La necesidad del Atlético de Madrid no se asoció a la racanería. Su tendencia positiva en el Santiago Bernabéu, donde no perdía en Liga desde 2012, se debía a planteamientos que consiguen desfigurar al Real Madrid. Zidane apostó por la fórmula de la final de la Supercopa de España esperando tener el balón con la presencia de cinco centrocampistas, sin atender a los problemas que sufrió en Yeda y confiado en que Benzema era suficiente balance ofensivo.
Simeone lo volvió a desactivar con sencillez. Su pasión en la banda la plasmó en el terreno de juego Morata, incansable en el intento, y a su espalda apareció Vitolo para hacer daño al espacio. El Real Madrid encontraba problemas a espaldas de sus medios y con el balón no encontró soluciones en el primer acto. Los detalles de calidad de Isco estaban lejos de una zona de peligro. En el carril que debía aparecer Bale, que ya no cuenta, actuó Valverde.
Ese movimiento de Zidane no tuvo el efecto esperado por el técnico francés. El uruguayo es pura pasión en el campo. Lo intenta siempre. Pero pegado a cal perdió gran parte de su potencial. Solo el balón parado o el factor sorpresa desde segunda línea habrían adelantado al Real Madrid, pero a Sergio Ramos le faltó el acierto de otras citas. Remató de zurda arriba un centro de Kroos nada más nacer el duelo y desperdició una acción estratégica en el único fallo de concentración del equipo rojiblanco, que jugaba como si de una final se tratase, consciente de que gran parte de la temporada le iba en el choque.
El córner ensayado encontró la asociación entre Kroos y Carvajal, el pase atrás del alemán y Ramos, con todo para marcar desde el punto de penalti, perdonó. El héroe de Lisboa envió el balón fuera y permitió crecer a un Atlético de Madrid que hizo más méritos en el primer acto. Simeone, en la necesidad, apostó por un Atlético vertical. Atacó con velocidad siempre que tuvo el balón. Solo la falta de puntería, un mal que lastra su temporada, le impidió marcharse al descanso mandando.
Presión alta rojiblanca para castigar cualquier pérdida, como un despiste de Benzema que salvó Mendy cuando Correa estaba listo para marcar. Courtois respondió con firmeza a un disparo potente de Vitolo en minutos en los que se impuso el Atlético, con Saúl acariciando un palo con un zurdazo desde la frontal y Correa estrellándose con un poste. Ahí tuvo el partido el Atlético y quedó demostrada la necesidad de un delantero matador que, finalmente, no llegó en el mercado invernal.
Un derbi sin polémica no sería un derbi. Llegó en una acción defensiva del omnipresente Casemiro de la que salió trastabillado y, en su caída, se llevó por delante a Morata sin que el árbitro ni el VAR interpretasen penalti. El partido estaba donde quería Simeone. Un día más su equipo crecía ante un rival grande, alejado de las dificultades cuando tiene que crear ante uno de menos entidad.
Al descanso se fue con el gesto torcido Zidane. No reconocía a su equipo. Posesión improductiva y falta de llegada. Un disparo blando de Modric fue el único disparo a puerta del conjunto blanco. Debía actuar y no le tembló el pulso. El partido pedía extremos y para ello sentó a dos hombres de peso. Kroos e Isco se quedaban en la ducha. Era el momento de Vinicius y Lucas Vázquez. El panorama lo terminaría de cambiar Morata. Unas molestias le obligaron a salir del campo a los 50 minutos.
El Atlético perdió a su referencia ofensiva, el jugador que bajaba cualquier balón largo y que generaba dolor de cabeza a Ramos y Varane. Correa en punta nunca aportaría lo mismo y el Real Madrid ya estaba desatado. Jugando con una velocidad más para encontrar los espacios, dando sentido a sus ataques.
La liberación de la cárcel donde estaba encerrado la celebró Valverde con un latigazo al que voló Oblak, salvador. Nada pudo hacer a los 56 minutos cuando inventó Vinicius el pase al espacio entre rivales a la carrera de Mendy. Perdió la marca a su espalda Lemar y el centro del lateral francés lo remató a placer Benzema para firmar un gol que le faltaba. Al Atlético en el Bernabéu.
Ya no habría reacción de un equipo mermado por las lesiones, un último empuje rojiblanco por coraje pero sin remates a Courtois. La zancada de Valverde, que ponía en pie al Bernabéu con su entrega, representaba el mejor físico del Real Madrid. Dos disparos de Mendy y uno de Vinicius, inspirado, fueron las últimas llegadas del equipo blanco. No necesitaba más gracias a su solidez defensiva. El golpe a una Liga de dos estaba dado.