(3-0) Repaso bestial para confiar en la salvación
Málaga C.F. | 03 | 00 | R.C.D. Mallorca |
R.C.D. Mallorca: Aouate; Cendrós (Aki, min.46), Ramis, Nunes, Ayoze; Joao Víctor, Martí; Nsue, Tejera, Chori Castro; Webó (Casadesús, min.68).
1-0, minuto 26. Seba Fernández.
2-0, minuto 39. Baptista.
3-0, minuto 56. Baptista.
El Málaga sacó su mejor versión del armario. Intensidad por doquier, toque rápido, búsqueda incisiva del gol. Pellegrini aplicó la lógica en su decisión de meter a Baptista. Mantuvo a Seba Fernández u sacó a Portillo, sin su ángel habitual en las últimas jornadas. Fue una maniobra, además, que trajo su ración de valentía, ya que el charrúa en ningún momento se pegó a la cal derecha. Como un estilete más, formó un tridente ofensivo que con sus movimientos volvió loco a Nunes, Ramis y compañía. Jesús Gámez hacía las veces de extremo. También ayudó el rival: al Mallorca no sabe especular, sufre cuando el adversario lleva la iniciativa, concede espacios porque nunca renuncia al ataque. Reseña aparte merece Baptista: su presencia enciende el piloto rojo en los contrarios. Pese a venir de una lesión, el Mallorca aumentó su vigilancia sobre la 'Bestia' y esto se tradujo en libertad para el resto.
Claro que la culminación no llegó hasta el minuto 26. 'Papelito', un torbellino que no para de incordiar, obtuvo su recompensa al lanzarse como un toro a por un centro chut de Rondón. Se abrió el marcador y se espantó a las posibles dudas que pudieran aparecer tras las ocasiones falladas por Demichelis y Duda, solo frente Aouate. No disfrutó el Mallorca de opciones claras, pero avisó con Tejera y Webó, quien suele crecerse ante el Málaga. Con el 1-0 el Málaga siguió a lo suyo y engordó su renta. Menuda vuelta la de Baptista. Solito se fabricó la jugada del segundo tanto, una jugada que cultivó en sus épocas sevillista y blanca. Controló en el pico del área, se libró del envite de Nunes, amagó y con el interior de su bota batió al israelí. Como ante el Valencia. La Rosaleda explotaba de alegría. Y se pudo ir al descanso con mayor renta, pero faltó precisión.
El Málaga optó por no relajarse. Era consciente de que el Mallorca iba a venirse arriba. Laudrup quitó a Cendrós, lateral y con amarilla, y metió a Aki, extremo. Pues, al contrario de lo que podía ocurrir, los blanquiazules elevaron el nivel. Tocaba cerrar el partido. Y el broche lo puso con la testa Baptista, que remató una milimétrica falta de Duda, muy apático, no obstante. Pellegrini hizo lo más inteligente y ordenó el cambio por Camacho. El brasileño se ganó la ovación. La grada le perdonó su prolongada ausencia. Dijo que contagiaría sus ganas y lo hizo. Debe seguir haciéndolo.
Con Baptista en el banquillo y 20 minutos por delante, el encuentro entró en fase terminal. La tensión bajó de forma palpable. El Málaga, sin embargo, no dejó de intentarlo. Seba tenía más hambre y Rondón quería su trozo de pastel. Una quincena de córners a favor de los de Pellegrini ejemplifican lo que se vio en Martiricos. El balón empezó a manejarlo el Mallorca, pero sin demasiada fe. La sensación era de superioridad total. Maresca se engalanó en varias acciones, sin repercusión. Todo estaba decidido y los puntos se quedaron en Málaga. El camino sigue siendo de máxima dificultad, aunque ahora está más despejado. Y con Baptista enchufado puede ser mucho más transitable.