El futuro del malaguismo ya está aquí

Fiesta en La Rosaleda, más por el ambiente que por el juego mostrado tarde por los hombres de Javi Gracia. Se agotó el papel por primera vez esta temporada, algo que no sucedió con la visita de los poderosos Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid. 25.234 espectadores fue el dato de entrada definitivo en una tarde de más emociones que buen fútbol: la realidad que les espera a los malaguistas del mañana.

Gran parte de culpa la tuvo el Día de la infancia. Una iniciativa que cumple su tercera edición organizada por la Diputación de Málaga y con la colaboración del Málaga. Se fletaron autobuses para acercar a 2.500 jóvenes de la provincia al paseo de Martiricos y se notó el apoyo. Si este tipo de jornadas especiales no se dan más a menudo se debe a los irregulares horarios que padece el club: en todo 2016, y a excepción de las visitas de Madrid y Barça, sólo ha jugado entre las 20:00 y las 22:00 (Celta, Getafe, Valencia y Sporting). Horario intempestivo para los pequeños, sumando el largo viaje de vuelta. El cultivo de la afición más joven con vistas a aumentar la masa social del club se hace más necesario que nunca.
Hubo varios recuerdos por parte de la grada: a través de varias pancartas al fuengiroleño Juanito en la semana en la que se cumplen 24 años de su fallecimiento. Desde Malaka Hinchas se recordó a Diego, uno de los aficionados más veteranos de la peña que falleció recientemente. Con el homenaje a los que ya no están, La Rosaleda se volcó con los suyos. La primera gran ovación llegó justo cuando se encajó el primer gol, la afición no dejó a sus jugadores y se lo agradeció cuando llegó el empate.
Lástima la cercanía con el descanso, porque la sensación de euforia colectiva iba en aumento. Con la necesidad apretando y el Espanyol parapetado atrás, la grada se contagió un poco del ritmo parado del duelo, pero en los últimos minutos aumentó la tensión y con ello el empuje de los aficionados. Una lección para los pequeños sobre qué es el Málaga: podrá no ser lo más entretenido, pero ese ambiente, esa convivencia y esa sensación de pertenencia van más allá de los resultados.