Del caos a la anarquía

El Málaga sigue sin ganar. Y no gana porque ahora mismo tiene dos modelos de vida. O es un equipo instalado en el caos o tira de anarquía. Con lo segundo a veces consigue empatar, como ante el Espanyol. Pero en Las Palmas no pudo ser y tocó perder por segunda semana consecutiva. Juande Ramos tiene que hacer cambios estructurales en el equipo o ante el Eibar se repetirá la historia.
Porque esto es La Liga y no te respeta el sitio ni el nombre. El martes ya toca nuevo partido y en La Rosaleda, donde la afición no va a permitir un nuevo partido ramplón y deslucido de un conjunto que tiene mimbres para más de lo que está enseñando. Lógicamente queda mucho, pero da la sensación de que ha regalado cuatro jornadas y todavía no se ha enfrentado a ningún gigante.
Las Palmas es un equipo que quiere tener el balón. Y además sabe lo que tiene que hacer con él. Le gusta llevar la iniciativa y da la sensación de tenerlo prácticamente todo estudiado. Al Málaga le está pasando lo contrario, parece un equipo sin patrón (en todas sus acepciones posibles). Pero aun así, después de 45 minutos, los locales se fueron ganando por un penalti absurdo de Recio que Momo se encargó de transformar. 
Después, Kameni no tuvo que intervenir (y de cascarilla) hasta un cabeceo light de Bigas. Y el Málaga, en cambio, pisó área más veces y con mayor sensación de peligro que Las Palmas. Javi Varas tuvo que hacer alguna acción de mérito, ayudado también por la falta de precisión de Jony en un control o por la falta de puntería de Charles, Camacho y compañía.
El problema del equipo en la primera parte fue que repitió prácticamente los mismos pecados de los anteriores. No se entiende que en un conjunto de Juande Ramos, del que se espera metodismo y compás, todo parezca nacido de la chispa individual de los jugadores, de la improvisación. Y lo peor es que a nada que el Málaga presionó, Las Palmas dudó de sí mismo.
Como pincelada polémica, en el área de Vara, Dani Castellanos golpeó con el brazo en la nuca a Charles. El brasileño y Camacho pidieron penalti. La acción existió, no cabe duda.
Quedaban 45 minutos para ver si el Málaga era capaz de remontar. Y otros diez le dio Juande a los titulares y a su plan A hasta que movió banquillo. Sandro y En-Nesyri al campo por Chory y Recio. Casi toda la dinamita de la que dispone al campo. 
El choque entró en fase loca, pero con el Málaga empujando y empujando en su desesperada búsqueda del empate. Algún remate flojo, una gran salida De Javi Varas ante En-Nesyri que anduvo a milímetros del penalti, un centro de Keko que Charles no alcanzó... Los jugadores blanquiazules estaban con sangre en los ojos, pero en la anarquía Las Palmas podía sentenciar en cualquier momento.
El Málaga jugaba con ansiedad, trataba de convertir sus ganas desmesuradas en el empate. Pero todo lo que coseguía por narices, también iba pasado de fuerzas, de rosca. El mayor ejemplo de ello la acción en la que En-Nesyri se llevó un balón en el área que dejó en bandeja a un Charles que le puso tanta alma a su disparo, que el balón que se fue a las nubes.
Araujo pudo finiquitar el encuentro en una contra en la que se quedó solo pero Kameni salió hasta los límites de su área para dejarle un menor espacio. Y el delantero la mandó fuera. El mismo Araujo pegó un latigazo en el añadido que lamió el poste. No hubo tiempo para mucho más. Un minuto después, el colegiado señaló el final. Segunda derrota seguida. Dos puntos de 12 para el Málaga...