Ha nacido una estrella

En-Nesyri se lleva los honores de este Málaga-Éibar. Y mucho nos tememos que no será la última vez. No. Para nada. El delantero marroquí lo tiene todo para ser un crack mundial y podremos contar que su gloria comenzó un martes, por qué no, justo celebrando 75 años en el templo que vio a Bazán, Juanito, Basti, Catanha y Dely Valdés.
El chico tiene hambre y en el deporte profesional no hay nada que importe más que eso. La cuestión es que tiene todo lo demás también. Cómo no emocionarse contando los primeros días de su vida y obra. Su luz es tan potente que deja como actores de reparto a Sandro, Kuzmanovi, Juanpi y Chory Castro. Y eso que este cuento comenzó con el lobo dando una dentellada a Caperucita.
Empezar perdiendo se está convirtiendo en norma de la casa en el Málaga, por fortuna el equipo pudo neutralizar el resultado de manera veloz y con mucha calidad. Pero antes hubo casi 45 minutos de espantos, con mil sombras por cada destello. Los pecados del equipo, para bien y para mal, son idénticos a los de las jornadas anteriores.
Malas combinaciones, blandos en defensa, controles kamikaze de Kameni... Hasta una lesión de Juankar, que se estrenaba como lateral izquierdo, servía de aliño a un partido que podría haber firmado Kafka. Por destacar, casi lo mejor fueron un par de aperturas de Kuzmanovic. Pero la primera mitad del Málaga, no se puede ocultar, fue grosera.
La Rosaleda terminó de sacar las uñas con el 0-1, Koné cedió espacio a Inui para que centrase. El defensa tenía tanto miedo a que le partiese en dos que prefirió dejar el marrón para sus compañeros. Y así, con Rosales ocupando un lugar que no le correspondía y Llorente midiendo mal el salto, Nano cabeceó franco en el área pequeña a Kameni. El camerunés se venció pero logró sacar una mano prodigiosa. Sin embargo el rechace le cayó al propio atacante, que fusiló sin compasión.
Lo bueno del puñetero fútbol es que te concede segundas oportunidades. Que se lo digan a Sandro, que de perdonar una ocasión con un control lamentable se sacó un golazo de la chistera de mucha, muchísima calidad. Recibió un balón del Chory (¡Con la derecha!) y lo convirtió en dinamita. Se giró, dejó al central desnortado y sacó un trallazo al que la vista no alcanzó a ver hasta que se deslizó red abajo.
Al fin el acicate que necesitaba el equipo para espabilar. No fue una locura de juego combinativo, pero sí una exposición de jugadores que crecieron y que desde lo individual fueron mostrando más detalles colectivos que en toda la temporada. Clave la presencia de Kuzmanovic y el despliegue una vez más de Juanpi, que además de querer llevar el timón está aprendiendo a sufrir por el bien del conjunto.
Con ese nuevo espíritu el Málaga dominó al rival, al que apenas se vio salvo alguna jugadas, eso sí, de bastante peligro como una ocasión de Adrián clarísima y una acción de Pedro León que Koné desbarató mandando el balón a córner. La réplica era Sandro, que fingió un penalti y anduvo cerca del gol. Pero ya había tenido su dosis, era el turno de la gran esperanza malaguista.
Sí, entró En-Nesyri, el delantero llamado a derribar las puertas de este equipo y de cualquier reto que se proponga. El marroquí tuvo una para afinar por la izquierda y otra después para convertir un golazo que inicia una leyenda. El tiempo dará la razón en esto. Hace muchos años que no se ve un futbolista tan claro.
Se buatizó con el gol, pero además participando, perdiendo tiempo, bajando a defender, centrando balones al área, buscando un gol imposible bajo las pantorrillas de Riesgo. No tiene límites. Y gracias a ello, el Málaga consigue su primer triunfo.