Murphy ha llegado

El señor Murphy ha llegado con su ley, imponiendo que salga mal todo lo que puede salir mal. Así está el Málaga, que ni tiene los bríos del entrenador nuevo, ni tiene espíritu en este momento. Algunos jugadores ni están ni se les espera y los demás comienzan a contagiarse. Y encima, eso, que el árbitro ajusta mejor a un lado que al otro, que si una falta pega en tu defensa se cuela, que debuta tu último fichaje y patina más que corre...
Solo cabe esperar que lleguen pronto los fichajes, que den serenidad y nuevos aires al conjunto malacitano, porque si no lo va a pasar muy mal en la segunda vuelta. 21 puntos sí, pero ahora toca visita al Bernabéu, que puede prolongar la crisis de resultados, que llegados a este punto es lo único que importa. Todo lo demás son relaciones públicas.
El Gato volvió a sorprender con el once. Insistió con Santos por la derecha, metió a Duda por Recio (con el consecuente cambio de rol de Fornals) y lo más llamativo fue ver entre los titulares al joven Luis Muñoz junto a Mikel Villanueva, dejando en el banquillo a Llorente. El cambio de cromos tampoco cambió mucho al equipo con respecto a lo mostrado ante el Celta. Mejores intenciones que hechos, pero con la sensación de que la Real Sociedad no estaba precisamente incómoda sobre el césped.
Al Málaga siempre le faltaba un palmo. Hubo dos opciones en las que no llegó Duda, un cabezazo de Camacho franco pero desviado, una que tiraron a la basura entre Santos y Peñaranda, otra del Chory... Y sí, estaba en el campo Peñaranda, porque para colmo de los males malaguistas, Sandro Ramírez se rompió. El delantero canario, en una combinación de ataque trató de internarse en el área con un sprint. El resultado fue rotura muscular en la parte posterior de su muslo derecho (21').
El panorama no era muy alentador, pero tampoco desolador. El Málaga al menos seguía sin encajar gol (que no es poco viendo sus últimas actuaciones) y daba la sensación de que podría marcar. El problema es que era exactamente el mismo escenario para la Real, que también dispuso de alguna que otra opción.
Y efectivamente, eso fue lo que pasó. Una falta botada por Íñigo Martínez golpeó en Duda y el esférico entró tranquilamente en la portería malaguista después de cambiar su trayectoria y dejando a Kameni en el otro lado de la escena.
No le salía nada al Málaga, que perdía los nervios poco a poco. Camacho se volvía loco reclamando un penalti que el controvertido Mateu no entendió como tal. Como no entendió que hubiese fuera de juego de Juanmi en el segundo gol de la Real. Aunque más en fuera de juego que nadie estaba el Chory Castro, que ni se enteró de la jugada. El de Coín, por cierto, no lo celebró.
Romero intentó buscar soluciones. Primero Ontiveros y luego Juanpi Añor. Pero el Málaga también ha perdido esa marcha extra que tenía para empujar a los rivales cuando tocaban partidos como estos. Apenas consiguió amedrentar a Rulli, al que prácticamente no se vio.