Desplomados

El Málaga se desploma y tiene que buscar una solución lo antes posible. Su colchón cada vez es más fino y quedan demasiadas jornadas todavía como para pensar que le bastará con esperar que tres rivales sean peores. Así no puede ir un equipo por la vida. No este equipo, confeccionado para otras guerras y que está a punto de verse en un lugar para el que no está preparado.
Recibe palos el Gato. Los recibió Juande Ramos. Y ambos tienen culpa de todo lo que se ve en el campo. Pero los jugadores no pueden marcharse de rositas. Ni un tercio de los jugadores disponibles están rindiendo como futbolistas de Primera División. Hay que pedirles más y, sobre todo, más frecuentemente. Porque algunos van tirando con un buen partido de cada cuatro y así le va al Málaga.
La mejor noticia de la primera mitad fue terminarla 0-0. Las tres ocasiones consecutivas con las que comenzó el partido el Málaga fueron algo aislado. A los 20 segundos el equipo del Gato ya había rematado a portería por medio de Charles. Era un mensaje positivo que fue reforzado por otro disparo de Jony y otro intento de remate del propio brasileño, ambos defectuosos, pero que pusieron nervioso a San Mamés, que pitó a sus jugadores para que espabilasen.
Porque el Málaga tuvo un arranque de equipo hambriento, buscando al Athletic en su propio campo y dificultando la salida de balón. Pero no duró mucho ese plan. Pronto el Athletic, huérfano de Aduriz, ganó metros e hizo pequeño al conjunto blanquiazul aunque sin concretar ocasiones. La más clara fue una acción en la que Susaeta se quedó solo delante de Kameni. El camerunés, que poco antes había sido atendido por problemas físicos, estuvo providencial enviando con la manopla a córner lo que parecía el 1-0.
Lo peor de todo era la sensación de inferioridad, de pensar que tarde o temprano llegaría el desenlace fatal. El Málaga estaba descosido, con líneas superadas con suma facilidad y sin nadie que le diese algo de luz al colectivo. Pero llegó el descanso del partido y comenzó la segunda mitad de manera muy parecida a la primera.
Triple ocasión para el Málaga. Un saque de banda de Luis Hernández acabó en un paradón de Gorka Iraizoz a remate de cabeza de Jony. Eso dio lugar a un córner que el propio portero despejó hacia su portería y casi acaba dentro. El siguiente córner fue cabeceado por Llorente, con todo a favor, fuera. Luego llegó la réplica de un Athletic al que le costaba muy poco entrar por la banda de Jony y Juankar.
El partido estaba siendo un tostón de dimensiones bíblicas. Pero llegó la jugada que lo cambió todo. Un disparo pegó en la mano de Camacho en el área y Álvarez Izquierdo no se lo pensó. Penalti. Raúl García lo ejecutó y puso el 1-0 para el Athletic. Todo parecía muy negro. Quemaba sus naves Gato Romero con Chory y En-Nesyri, pero nada osado, simplemente retiró a Jony y Keko, muy desdibujados.
Con el marcador en contra llegó otro arranque de rabia por parte del Málaga. Buscó el empate con más corazón que razones, pero era tarde e insuficiente. El equipo del Gato Romero sigue en caída libre y lo peor es que no se adivina cuándo terminará este desplome.