La Academia era una persona

Josep Manel Casanova (Barcelona, 11-2-1951) llegó al Málaga el 28 de marzo de 2011, de la mano del director general en la sombra José Carlos Pérez y Antonio Fernández, director deportivo por aquel entonces de la entidad de Martiricos. El jeque Al-Thani y Abdullah Ghubn querían que el club creciese en todos los ámbitos, que pocos meses antes habían comenzado a poner de moda el término "the academy" para definir la cantera que soñaban. Ahí entraba Manel, trabajador incansable y persona entrañable y divertida en las distancias cortas, que venía de ser referente durante dos décadas del fructífero manantial del Espanyol, un proyecto que llevaba su sello.

De ser un nombre que nació de refilón en diciembre de 2010, "the academy" pasó a ser 'The Academy' en mayúsculas y la Málaga futbolística lo asumió con naturalidad. El sueño de la ciudad deportiva parecía cercano gracias al amparo que suponía la gran inversión del nuevo dueño y La Academia era un nombre precioso para conjugarlo todo. La Academia, espacio e idea.
Avalado por su experiencia perica, Casanova revolucionó la cantera del Málaga en todos sus aspectos. Llegaba con el soporte de los regentes de la entidad, tanto en lo económico como en lo moral. Y no tenía hipotecas del pasado, al ser nuevo y llegar de otro club (al que dio gran parte de su vida y de su corazón) no debía nada a nadie en Martiricos. Así que puso en marcha su maquinaria.
Generó cierta controversia su manera de actuar en un principio porque cambió radicalmente el funcionamiento del fútbol base del Málaga. Quería generar unas estructuras acordes a la nueva realidad del club, más modernas y dinámicas. Además, atacó a un cierto establishment que existía en las entrañas de la cantera, lo que le creó no pocos enemigos dentro y fuera. Entendía que era un peaje asumible y que el tiempo le daría la razón.
A pesar de moverse en ese ecosistema complicado, que además se había vuelto muy goloso con la llegada del dinero de Al-Thani, siempre supo capear temporales. El tiempo, los resultados y el popurrí de jugadores que ha dado al primer y segundo equipo, avalan su trabajo en Málaga. Defendía que no era tanto el dinero que se invertía en cantera a pesar de lo que se dijera de ello. Y que a la larga sería barato, tanto por lo que se ingresaría en fichajes como por el provecho que el Málaga sacaría de utilizar a chicos de la casa.
Cuando los resultados de las categorías inferiores comenzaron a ser insultantes en cuanto a éxito (y también por la idea futbolística), muchos quisieron seguir atacándole por el sueldo de algunos niños o por traer a futbolistas catalanes. Cuestiones que terminaron por caerse por su propio peso. Porque la cantera del Málaga ya estaba entre las más importantes de España.
De hecho, cuando por motivos de salud tuvo que echarse a un lado, el sistema ya estaba montando con la suficiente fuerza en sus cimientos para que siguiese funcionando con normalidad. Además, la parcela deportiva ya la manejaba Francesc Arnau, su delfín durante años como adjunto en la dirección de La Academia. Otro 'canterano' más, aunque no surgido del césped.
Casanova, también hay que recordarlo, vivió algunos capítulos delicados. En varias ocasiones intentaron quitarle de la escena. Ahí apareció Al-Thani para sujetar al jefe de la cantera y reforzarle en el puesto. Es posible que algunas de las mejores decisiones del presidente desde que llegó 2010 estén ligadas a ello.
Al final fue la salud la que le obligó a echarse a un lado, algo casi impensable en otro escenario para un hombre que vivía por y para el fútbol, capaz de soportar jornadas maratonianas de trabajo, de hacer kilómetros y kilómetros para ver a un chico cualquiera en un campo cualquiera. De hecho, en cuanto estaba un poco mejor, escapaba a ver lo que fuese por puro placer.
Así le encontró la parca, en un campo de fútbol de barrio, haciendo lo que más le gustaba en la vida. Dejando un vacío inmenso en lo personal y lo profesional. Siempre se quejó de que el Málaga no podía estar de prestado por los campos de la ciudad, que necesitaba un espacio propio y adecuado a las necesidades del club, necesitaba una ciudad deportiva, La Academia. Pero resulta que La Academia no era un lugar, resulta que La Academia era una persona.