S.O.S. (89-57)

El Unicaja está sufriendo el nuevo calendario con la Euroliga y vuelve a dejar una imagen preocupante en el Wizink Center. El conjunto malagueño cayó con sumo estrépito (89-57) en un encuentro que debe olvidar para la final de Andorra. Los cajistas, un alma en pena en Madrid, deben recuperarse y dar un paso adelante si no quiere ver cómo se le complica la Copa del Rey. Partido de nuevo para olvidar del conjunto de Plaza, que debe resetear a su equipo.

Se enfrentaban dos equipos con bajas importantes y en plena crisis de resultado en busca de una victoria de bálsamo para sus respectivas situaciones. El Real Madrid, que el martes perdió a Anthony Randolph por varias semanas, salió con Tavares de titular para marcar desde la intimidación del caboverdiano.
Plaza intentó contrarrestar el cansancio de su equipo - jugó el pasado martes una prórroga competida hasta el último segundo- con una zona para frenar, especialmente a Luka Doncic, el MVP de la competición hasta el momento. Sin embargo, si en defensa parecía funcionar, en ataque las piernas pesaban demasiado en los jugadores cajistas, que movían el balón como si fuese un encuentro de balonmano.
El Unicaja, sin embargo, alcanzó su máxima pronto (4-9) y ahí desconecto el equipo cajista. El Real Madrid ajustó la defensa mientras que los malagueños no eran capaces de penetrar la zona blanca. Además, el cuadro de Plaza es capaz de revitalizar en cada encuentro ante los madrileños a un jugador. Esta vez fue a Rudy Fernández, que llegó a su máxima anotación en la temporada en el segundo cuarto.
El Real Madrid se encontraba cómodo jugando ante una zona que sólo presionaba arriba pero que era incapaz de frenar las fáciles penetraciones que realizaban Campazzo y Doncic. A ello se le unía un tapón en el ataque malagueño, que sólo anotaba 12 puntos en 12 minutos. Los de Laso se iban con un parcial de 12-0 (26-12) que cerraba Alberto Díaz con cinco puntos, pero que eran insuficientes para cerrar la sangría que ya se producía.
Por dentro, Musli no encontraba la forma de percutir en el juego interior ante, precisamente, unos pívots disminuidos por lesiones. Tampoco cerraba el rebote, en una no parar en varios minutos del encuentro. Sólo arreones de jugadores como McCallum permitieron a los malagueños soñar con una victoria al descanso (40-27), si bien había que olvidar los primeros 20 minutos y comenzar de nuevo.
La segunda parte no sirvió más que para demostrar que el Unicaja sí que tiene Nedovicdependencia. Sin que el serbio coja responsabilidades, no hay un jugador que dé un paso al frente para asumir los galones del de Nova Varos. Fue un equipo sin alma el que estuvo paseando por el Wizink Center, esperando a que pasasen los minutos y olvidar lo visto en Madrid.
El Real Madrid, que perdió de 30 el pasado martes, olió la sangre y tiró a degüello. Es la nueva Euroliga. Si puedes ganar de 20, hazlo de 30. Esa es la filosofía del conjunto de Laso, que tiene un arsenal tanto en la pista como en el banquillo tanto para atacar como para defender. Así, sin hacer mucho más de lo necesario, alcanzaron pronto la barrera de los 20 a la vez que los largos brazos de Tavares anulaban por completo a Shermadini.
Parecía reaccionar el Unicaja en el último cuarto, al menos tirando de orgullo para no cerrar con malas sensaciones el encuentro. Pero el juguete roto en el que está convertido el conjunto malagueño le sumió de nuevo en una mini crisis en el choque, especialmente cuando Carroll, hasta entonces desaparecido, calentó su muñeca para volver a los 30 de diferencia con suma facilidad.
Ficha técnica
89 Real Madrid (19-21-22-27): Campazzo (8), Doncic (13), Causeur (5), Maciulis (7), Tavares (8) – quinteto inicial- Fernández (14), Radoncic (0), Reyes (7), Carroll (17), Thompkins (5), Taylor (5).
57 Unicaja Baloncesto (12-15-11-19): McCallum (4), Salin (3), Milosavljevic (10), Brooks (7), Shermadini (3) – quinteto inicial- Soluade (2), Díaz (10), Díez (6), Waczynski (4), Augustine (1), Suárez (1), Musli (6).
Árbitros: Radovic (CRO), Silva (POR), Reiter (GER).
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 8 de la Euroliga disputado en el WiZink Center ante 8.260 espectadores.