Halloween como síntoma
Se siente pletórico el Unicaja Baloncesto en este arranque de competición. Ocho victorias en 10 partidos, seis triunfos seguidos, conexión intensa con la grada... Ello propicia (o a la inversa) un buen ambiente en el equipo. Hay un núcleo fuerte en el vestuario que tiene lazos que rebasan la pista y que se reúne con frecuencia, como ocurrió este domingo para celebrar Halloween.
En efecto, los jugadores, acompañados por sus parejas, se reunieron para celebrar su particular Halloween. Viene una semana viajera, con partidos el miércoles en Turín y el sábado en Burgos, sin apenas receso, y la plantilla decidió aprovechar el domingo libre que concedió Casimiro para juntarse, disfrazarse y pasar un buen rato.
La integración de los fichajes (Roberts, Wiltjer, Jaime Fernández y Lessort) en el grupo ha sido bastante rápida. A través de las redes sociales se ve cómo los jugadores interaccionan fuera de la pista, con comidas y cenas conjuntas, con las parejas como parte de ellas.
Y todo ello se traslada a la pista, que es la clave de todo. El Unicaja está completando un inicio de temporadas muy ilusionante, el que más seguro desde la temporada 2014/15, cuando se ganaron los ocho primeros partidos oficiales. Se perdieron los dos siguientes, así que se ha igualado esta campaña con ese 8-2 (5-1 en ACB y 3-1 en Eurocup) que arrastra el equipo, con las únicas derrotas en Vilnius y Madrid.
El baloncesto que propone Casimiro es atractivo y alegre. El equipo promedia 88.5 puntos por partido en estos 10 partido y recibe 79.5. Hay un alto número de posesiones y ello redunda en marcadores altos. Pero también ha sabido jugar algún partido en menores registros (70-70 acabaron los 40 minutos ante el Unics).El Carpena lo celebra en una comunión que cuesta recordar. Se imagina una progresión del equipo mayor, así lo recalca Casimiro. El Unicaja, figuradamente, da miedo.