Los errores se pagan

Ha sido uno uno de los mejores partidos de la temporada del Málaga CF, pero los tres puntos no se han quedado en La Rosaleda. Esto no va de merecimientos, va de goles. Y el conjunto blanquiazul este domingo ha encajado dos tantos tras dos errores individuales de bulto de Munir y Juankar. Los fallos se pagan caro y el equipo debe aprender de lo de hoy. Jugándote la vida no se pueden cometer esas equivocaciones. Esa es la lectura de la mañana.

Salía Pellicer con dos cambios en el once. Uno era obligado por la sanción de Benkhemassa, que dejó su lugar al recuperado Adrián González. El otro, por decisión técnica. Introdujo a Renato Santos y dejó en el banquillo a Antoñín, que no era suplente desde el duelo ante el Cádiz disputado a principios de octubre. Arrancó muy bien el Málaga, con un par de llegadas peligrosas en apenas dos minutos y embotellando al Mirandés desde el inicio. Combinaba rápido y con mucho dinamismo el equipo, con un activo Hicham y con Luis Muñoz repartiendo con criterio en la medular.

La primera gran oportunidad la tuvo Sadiku en el minuto 24. Hicham se inventó un gran pase con el exterior para que Cifu profundizara y el lateral la puso rasa en el área para que el delantero albanés rematara en boca de gol, pero entre el portero y un defensa evitaron el tanto. Tampoco estuvo acercado el '9' poco después tras una brillante jugada individual de Hicham, que desde la línea de fondo se la dejó perfecta para batir a Limones. No controló bien y la ocasión se fue al limbo. Pero el Málaga merecía más obtuvo su premio.

Luis Muñoz, que hizo un gran primer tiempo, tiró de calidad y potencia tras recoger un rechace en la banda derecha y la volvió a colgar al área para que Diego González rematara, pero el visitante Carlos Julio llegó tarde y le hizo un penalti clarísimo. Lo lanzó y lo convirtió el capitán Adrián, que lo celebró con rabia antes de que el equipo hiciera una piña cerca del banquillo malaguista. Todavía pudo hacer alguno más el Málaga antes del descanso, firmando un primer tiempo muy completo.

Todo parecía ir de cara hasta que en el minuto 54 La Rosaleda se quedó muda. Munir recibió un balón aparentemente cómodo, raso y sin una presión asfixiante, pero en lugar de golpear de primeras para evitar problemas prefirió controlar el esférico. En ese momento sí apretó Marcos André en la presión, el melillense se hizo un lío y cuando fue a golpear ya tenía delante al delantero. El rechace entró manso en la portería malaguista y Munir se llevaba las manos a la cabeza consciente del gravísimo error que había cometido.

Dos fallos, dos goles

Los compañeros intentaron animarle, pero la realidad es que el equipo en general cambió de cara (para mal) tras encajar el tanto. Aparecieron los nervios y las imprecisiones y el Mirandés se creció, llegando con mucho peligro sobre todo por la banda de Juankar. Cuando peor pinta tenía la cosa, otra buena jugada de Hicham por la derecha acabó en un centro al área que remató de manera magistral Sadiku de primeras. Se resarció de las que tuvo en la primera parte el albano, y en el otro área Munir cogía algo de aire.

Pero otro error de bulto e imperdonable, esta vez de Juankar, costó otro gol en el 79'. El de Boadilla primero erró en un despeje, y en la misma jugada llegó tarde y cometió un penalti de los que no se pueden hacer. Merquelanz batió por bajo a Munir y volvieron los fantasmas. No se conformaba Pellicer, que en un alarde de valentía dio a entrada a Julio por el 'tocado' Luis Muñoz, quien había sostenido al equipo durante el partido en la medular. Pero el Málaga no mejoró, de hecho estaba descosido. Pudo ser hasta peor, pero finalmente hubo reparto de puntos. Debe saber a poco a los locales por lo visto y porque era una gran oportunidad para alejarse del descenso. Pero los errores se pagan.