Nadar para ahogarse con polémica en la orilla (88-92)
Poco se le puede reprochar este domingo a un Unicaja muy mermado por las lesiones que se sobrepuso a las adversidades y peleó por el triunfo hasta el último segundo frente al Real Madrid un partido en el que los árbitros tuvieron su dosis de protagonismo con varias decisiones controvertidas, faltas algunas muy rigurosas que atendiendo al marcador final fueron claves para que los blancos se llevaran la victoria de un Carpena encendido (88-92). Sufrieron los de Pablo Laso por la reacción final de unos locales que, pese a sus seis bajas, lucharon hasta la última jugada pero no pudieron tomarse la revancha de la final de Copa perdida hace dos semanas en el mismo escenario.
El equipo blanco empezó asediando a los locales desde la línea de triples, donde la efectividad de Jaycee Carroll hundió al Unicaja en los primeros compases (1-10, m 3), aunque Josh Adams cortó la sangría también desde los 6’75 para el Unicaja, que recortó distancias gracias a Darío Brizuela y a un triple en el ecuador del primer cuarto (9-15, m.5). Con el debut del francés Axel Bouteille -salió de titular- y del serbio Marko Simonovic, el cuadro andaluz intentó contrarrestar el ritmo frenético de los blancos con un acertado Adam Waczynski, aunque los de Pablo Laso se llevaron con claridad el primer asalto (16-25, m.10).
El Unicaja puso en práctica una férrea defensa en el segundo tramo, pero no estuvo acertado ante el aro y el Real Madrid fue ganando puntos en el electrónico a pesar de los intentos locales para frenarle (23-39, m.16). Una doble técnica señalada a Luis Casimiro y Dario Brizuela colmó la paciencia de la afición, muy crítica con la actuación arbitral, y facilitó al Madrid seguir sumando hasta llegar con un 38-44 al descanso.
Waczynski lideró la reacción
En la reanudación, los cajistas resurgieron de sus cenizas y con un soberbio Waczynski -dos triples consecutivos- y un enchufado Adams se colocaron a una canasta de los madrileños (46-48, m.24). La reacción blanca vino por parte de Walter Tavares. La gran amenaza de los malagueños entró en acción y en tres minutos volvió a poner el partido con diez de ventaja para su equipo (48-58), una renta que se amplió al final del tercer parcial pese a un triple sobre la bocina desde medio campo de Brizuela, que animó al pabellón, pero contrarrestó poco la diferencia (56-69, m.30).
La brecha de los diez puntos se mantuvo hasta el ecuador del último cuarto. Una canasta de Trey Thompkins selló el 67-79 y Luis Casimiro, técnico local, pidió tiempo muerto para refrescar ideas de cara a los últimos cinco minutos. Aprendida la lección, los malagueños saltaron al parqué con la intención de darle la vuelta. Adams lideró la rebelión con un triple y las canastas locales fueron entrando hasta el 76-81 (m.36), momento en el que, apoyado por su afición, el Unicaja apretó y una canasta de Volodymir Gerun acrecentó la emoción (86-88, m.38).
El serbio Simonovic puso las tablas con dos tiros libres a un minuto y medio del final 88-88 y Adams tuvo la ocasión de poner por delante a los suyos, pero el Real Madrid, tras varias decisiones controvertidas de los árbitros y alguna que otra rigurosa falta a favor, se acabaron imponiendo por 88-92 en el Carpena.
Ficha técnica:
Unicaja Baloncesto: Thompson (2), Briezuela (16), Adams (20), Gerun (12), Bouteille (10) -cinco inicial-, Santos (-), Godspower (-), Elegar (4), Simonovic (8), Waczynski (15), Tamba (-) y Guerrero (1).
Real Madrid: Campazzo (10), Deck (8), Garuba (6), Carroll (17), Tavares (17) -cinco inicial-, Causeur (2), Fernández (6), Laprovittola (5), Reyes (-), Thompkins (14), Taylor (5) y Mejri (2).
Árbitros: Cortes Rey, Castillo Larroca y Olivares. Eliminaron por cinco faltas al madridista Walter Tavares (m.39) y al local Darío Brizuela (m.39).
Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima segunda jornada de la Liga Endesa, disputado en el Palacio de Deportes José María Martín Carpena de Málaga ante 10.020 espectadores.
Es una vergüenza, pero contra el Madrid y el Barca, también hay que jugar contra los árbitros.