Que te tengan envidia

Ahí tiene el Málaga CF la permanencia. En la palma de la mano, a la primera oportunidad, con un partido sin grandes alardes pero consistente (2-0). Contundente, ilusionante, de envidiar. El Málaga de los que quisieron estar es un equipo del que sentirse orgulloso, al que admirar del primero al último. Un equipo de memoria, de compromiso y de fe. El Málaga que ha vuelto a tocar la patata de una afición que mira al futuro con todo el optimismo del mundo, con la garganta preparada para seguir gritando y el corazón para entregar. Un Málaga que ha conquistado el objetivo en abril. En abril, es que se dice pronto. Ahí están los 48 puntos, envidiados por más de la mitad de la categoría y que echan la última pala de cemento a los cimientos de lo que está por venir. Why not?, diría Yanis, autor del 1-0 ante el Albacete. Hay mil motivos para creer.

Dos goles, uno en cada parte, dieron el triunfo a un Málaga superior al que no le hizo falta forzar la maquinaria para doblegar a un Albacete que huele a Segunda División B. Con la única novedad de Cristian se asomó el Málaga al partido, con la convicción que dan los puntos en la buchaca y su libreto consolidado. No fue una primera parte atractiva, lo avisó Pellicer, pero su equipo golpeó primero. Un gol fruto de la brega, la de Ale Benítez para alcanzar primero un rechace y pegarle con la zurda, y de la astucia de Yanis. El franco-argelino aprovechó que Boyomo se descolgó para meter el pie derecho, a lo '9', para marcar un gol celebradísimo. Otra piña de los futbolistas, otra vez la unión echa foto. Las cosas no suceden por casualidad.

El gol asentó las bases, hundió a un Albacete que ya llegó hundido y dio ese poso de tranquilidad necesario en partidos de poca purpurina como el de este domingo. Juan Soriano apareció con un pie, primero, y un brazo fuerte y tirando de reflejos tras un remate de Fran García que botó y rozó Ortuño. Un par de sustitos para un Málaga que, ciertamente, nunca dio sensación de sufrimiento.

Pero faltaba el broche, en Segunda nunca se sabe. Y el lazo lo puso un Caye Quintana que venía mereciendo el gol. Jugada magnífica del Málaga, vertiginosa y que recordó a aquellos meses en los que el equipo era un cohete en transición. Cristian puso el guante en un balón en largo y Jairo puso la pausa y la calidad. Control y balón perfecto, por delante del defensa y en beneficio de carrera de Caye. El onubense, de primeras, ajustició al Albacete. Los manchegos ya no reaccionaron, al menos no con fuerza, aunque merodeó el área de Juan Soriano en varias acciones. Poca chicha, de todos modos. Al Málaga le bastó con fortalecer su renta con los cambios y dejar que pasaran los minutos. Acabó el partido, llegó la permanencia virtual. Y ahora que otros te tengan envidia.