Tenía que ganar el Girona

Cuando un árbitro quiere ser protagonista, malo. Cuando además de buscarlo es rematadamente malo en su criterio, peor. Álvaro Moreno Aragón, un colegiado de ingrato recuerdo para el Málaga por decisiones tan polémicas como desacertadas, desquició al cuadro blanquiazul ante el Girona con su actitud altanera y su horrible arbitraje. Más allá de las decisiones que marcaron el encuentro, como una roja a Josua que las cámaras no supieron ni captar para sus repeticiones, fue en los pequeños detalles en los que consumó su show. Estará orgulloso, suponemos, de ser capaz de ir corriendo desde la otra punta del campo para amonestar a un jugador en la grada por algo que no pudo ver porque estaba de espaldas. Estará contento, suponemos también, por mandar a la grada a Sergio Pellicer -no se sentará más en el banquillo del Málaga- después de enervar al Málaga tras la roja a Josua y una amarilla a Escassi por tocarle la mano. Perdone usted, señor colegiado. Perdió el Málaga (0-1), tenía que ganar el Girona.

Cierto es que el cuadro blanquiazul salió revolucionado, pero ni mucho menos en el mal sentido. Salió a morder, a sorprender. A comerse a un Girona que igual pensó que el Málaga iba a salir a pasearse. Generó un par de sustos con balones a las espaldas en los primeros minutos, en los que dominó por el empuje en la presión y por su mayor impacto. A los 15 minutos Juan Carlos salvó al Girona en dos ocasiones consecutivas, primero tras un centro envenenado de Yanis y después sacando una mano felina después de un zambombazo de Scepovic en el rechace. Del 1-0 que se olió a la acción que cambió el partido se pasó en menos de un minuto, lo que tardó el Girona en salir de la cueva.

En el centro del campo, tras una disputa que ya se había visto con anterioridad, Josua y Stuani se enzarzaron, parece que con el venezolano sacando el brazo. Y decimos parece porque LaLiga, que presume de tener trillones de cámaras en los terrenos de juego, no fue capaz de ofrecer una acorde a la magnitud de la jugada. No dudó Moreno Aragón, roja para Josua -que tuvo que medir mejor, todo sea dicho-. Después llegó la roja a Pellicer y varios minutos de nerviosismos del Málaga, que se recompuso con Escassi como central. Pese a las circunstancias el Girona casi ni asustó salvo en un gol de Stuani que fue anulado -milagro- por una clara falta a Juan Soriano.

Con todo cuesta arriba y un árbitro siendo protagonista las cosas no podían estar peor. Aun así, el Málaga se recompuso con brío y sin perderle la cara al partido. Pero en días así todo está en contra. Un córner desde la derecha acabó rebotando tras una peinada sin querer en el pecho de Stuani, el balón cayó muerto para Bueno y el del Girona, con todo a favor, fusiló. Ni la suerte acompañó, porque la siguiente jugada de ataque del Málaga acabó con un buen disparo de Cristian al palo. Le pegó bien, cruzado, imposible para el portero. Pero ahí estaba el poste. Por el camino, por cierto, una amarilla a Manolo Sánchez por vaya usted a saber por qué con la que Moreno Aragón volvió a salir en la tele. Un genio del espectáculo.

Los cambios trajeron poco al Málaga, el cansancio obviamente hizo más mella en los de Pellicer y el Girona, ese equipo que marchaba en cohete en las últimas semanas, se limitó a aguantar a un equipo al que no se le puede reprochar nada en su esfuerzo. Soriano dio una vida extra con una gran intervención en un mano a mano  con Sylla. Acabó el partido con polémica por una mano dentro del área del Girona que Moreno Aragón, a instancias del VAR, no señaló. Sorprendió, más allá de la decisión, la rapidez con la que decidieron en una jugada tan fronteriza e importante. Faltó un chispazo de genialidad que permitiera rescatar un punto que hubiera sido bien merecido. Pero, claro, a estas alturas de la temporada pedir una bombilla encendida cuando todo y todos se ponen en contra es pedir un imposible.