La suerte, por fin, sonríe al Málaga

El Málaga CF vio por fin cómo la fortuna se ponía de su parte. Tras un gol anulado a la Ponferradina y un penalti fallado por Rubén Castro, un córner acabó con Erik Morán anotando en propia puerta por defender a un Alberto Escassi que estaba a punto de caramelo para marcar él y subiendo al marcador el único tanto de la tarde que, a la postre, darían los tres puntos al cuadro blanquiazul. La balanza, por fin, se inclina del lado malaguista. Y La Rosaleda lo ha celebrado como se merecía.

Una primera parte somnífera

El partido comenzó con una acción de Rubén Castro, que se quedó prácticamente solo delante de la portería de la Ponfe. Su disparo, demasiado flojito, se marchó desviado, sacando una vez más a relucir el bloqueo del delantero canario.

Sólo tuvieron que pasar 10 minutos de choque para que el Málaga tuviera su primer susto de la tarde. Una falta total de entendimiento entre Esteban Burgos y Rubén Yáñez, donde ni uno despejó ni el otro atrapó, acabó con la pelota dentro de la portería malaguista. Sin embargo, tras unos segundos de espera, el colegiado fue a consultar la jugada en el VAR y acabó anulando el gol por mano de Agus Medina en la acción. La suerte sonrió al conjunto de Mel tras un error de chiste.

Poco más ocurrió, más allá del miedo que se les palpa a los jugadores sobre el césped hasta que en el 35', Ávalos Barrera indicó penalti favorable al Málaga. Haitam, el único blanquiazul que estaba destacando en la primera mitad, tanto ofensiva como defensivamente, cayó dentro del área tras un duro golpe de Makaridze en el rostro. El meta vio la amarilla e incluso el público de La Rosaleda pedía la roja.

Lo surrealista, no obstante, ocurrió cuando Rubén Castro lanzó la pena máxima: demasiado flojo y adivinado sin problemas por el portero. La desgracia continúa. Se aguantó el 0-0 hasta el descanso, intentando los hombres de Mel reponerse del varapalo anímico de haberse quedado sin el gol.

La suerte de cara: un gol en propia salva al Málaga

La peor noticia para el Málaga salió tras el descanso, pues Haitam, que estaba tocado tras el golpe que recibió en el penalti, se quedó en el banquillo.

Llegó pronto la primera oportunidad de esta segunda mitad para los de Mel, con un disparo cruzado de Rubén que se marchó desviado por centímetros. Esta tarde la suerte estaba de parte de los blanquiazules. En el 58', tras un saque de esquina, el balón llegó al primer palo tras una prolongación y entre Escassi y Erik Morán la enviaron al fondo de la portería de Makaridze. Gol y locura en La Rosaleda, consciente de la importancia que tiene esta diana en el futuro a corto plazo del equipo.

Lo intentó poco después Hervías con un disparo de falta directa que se desvió 20 centímetros a la izquierda de la madera. La afición, por su parte, empujaba a los suyos. No podían escaparse estos tres puntos que daban vida a un Málaga que los necesitaba como el oxígeno que respiramos.

Puso David Gallego toda la carne en el asador para tratar de, al menos, empatar un encuentro que para los bercianos también tenía visos de final. Por fortuna, ni Yuri ni Derik supieron encontrar la portería de Yáñez y la defensa malaguista dio todo lo que tenía para despejar todos los balones que trataba de meter la Ponfe en el área local.

Fue achicando aguas el Málaga -como buenamente pudo, todo hay que decirlo- y un descuento de 5 minutos que duraron como 25 terminó por fin dándole al equipo los tres puntos que dan un buen empujón en lo anímico y, sobre todo, en lo deportivo.