0-2, Fran Villalba (min. 34)
Lo imposible es solo una película
Juan Antonio Bayona dirigió 'Lo imposible', el film dramático y de suspense basada en una historia real que ocurrió en el tsunami del océano índico que azuzó a Indonesia, Sri Lanka, India, Tailandia y las costas de otros países. El título da una pista de lo irónico de la trama: ¿Cómo es posible que una familia entera sobreviviera a semejante desastre natural? El Málaga es esa familia y el desastre natural es el descenso a Primera RFEF.
Porque hace un mes, el equipo entrenado por Pellicer era más bien el equipo enterrado por Pellicer. A diez puntos de la salvación. Cayendo 0-1 contra el Racing en el día en que muchos aficionados asimilaron el descenso. Pero 'Lo imposible' es solo una película. Y por tanto, ficción. El Málaga está ahora a dos puntos del Racing, a la espera de lo que haga contra el Granada. Eso sí que es estar milagrosamente vivo.
Se encaminaron hacia el triunfo en la primera parte, donde el Málaga fue un tiburón. Enseñaba su aleta, merodeaba cerca de la orilla, al acecho, pero con paciencia. Rubén Castro probó portería en una jugada aislada y luego se intercambió el rol con Fran Villalba, a quien la filtró un pase que el mediapunta no supo finalizar. Era un simulacro de lo que vendría después, cuando el tiburón enfureció a partir del minuto 30 con dos bocados letales al Lugo.
Dos chispazos
Con un Málaga dispuesto a ganar desde el orden, no tanto desde el control, llegaría precisamente lo contrario para los dos goles, que llegaron en un visto y no visto. La bestia dormida despertó, se sintió fuerte en el caos. Y llegó el primero, que fue de la fábrica de goleadores, el tándem del que depende el Málaga en esta recta final. Literalmente. Rubén Castro fusiló de cabeza un envío exquisito de su homólogo argentino Chavarría (0-1) y así se convirtió en el máximo goleador de la historia de Segunda, superando a Nino con 195 goles. Un récord personal que llega en el momento grupal más oportuno.
La fiesta siguió dos minutos después, cuando el canario asistió a Fran Villalba para, esta vez sí, lograr su primer gol con el Málaga (0-2). En dos chispazos se prendió la mecha de la ilusión en los 400 desplazados. Otra vez hubo lágrimas de un aficionado en estos dos minutos de locura.
La lesión de Ramón y la calma del segundo tiempo
La lesión muscular de Ramón, que se retiró en camilla y con gestos de mareo, preocupó al malaguismo. Estaba siendo indiscutible y por fin había encontrado la regularidad que siempre acaba en molestias. Era el minuto 40 de partido, y Pellicer tuvo que improvisar metiendo a Jozabed.
A diferencia de partidos anteriores, el Málaga no tuvo que conocer el sufrimiento, porque por primera vez en mucho tiempo se le vio cómodo y seguro de sí mismo. Dio la sensación de que la primera parte fue un paseo. Se tuvo la iniciativa. Lo que hacen las victorias y tener a la gente a favor y no en contra. El fútbol es un estado de ánimo, como dice y con mucha razón Jorge Valdano. El Málaga es la confianza.
Álex Calvo y Álex Gallar estuvieron a punto de redondear la faena con el tercero, pero ya estaba todo vendido. La tercera victoria consecutiva del Málaga es la cuarta en cinco partidos. El rumbo por fin se ha encontrado, la gente se cree a este equipo y este equipo cree en sí mismo y su gente. Y eso, en el fútbol, que es mitad físico mitad sentimiento, es fundamental. De lo imposible se pasó a lo probable. El fútbol, una vez más, pillando a la gente en fuera de juego.
Ya que tu equipo no tiene página propia en El Desmarque, es normal que busques donde poder meterte. Lo de Aupa Racing está bien, pero los jejeje esos creo que sobran. No olvides, que la temporada pasada tu equipo estaba donde previsiblemente estaremos nosotros la próxima temporada, la vida da muchas vueltas y no es aconsejable escupir hacia arriba. Hala, a seguir ordeñando las vacas y a limpiar bien las anchoas. Como dicen os bolbaínos, Santander, c...r y volver. Es indudable que con el juego marrullero y la permisividad de los árbitros, tenéis casi segura la salvación, ayer, los jugadores del equipo anchoero estaban más tiempo tumbados en el suelo que jugando el balón. Y el árbitro, a lo suyo.
Todavía queda aver quien rie mejor.
Aupa Racing jejeje