2-0, Yuri (min. 85)
Muy cerca del abismo
Dos picotazos, uno y dos, directos al centro del corazón. Yuri de Sousa no tuvo piedad y con un doblete, el Málaga se dejó empujar un paso más al abismo ante una Ponferradina casi descendida. Lágrimas de impotencia brotaron en las gradas del estadio de El Bierzo, ocupadas por cientos de aficionados que vieron a su equipo fallar una y otra vez ante un San Román que honró su apellido. Primera parte buena, segunda parte de regular a peor hasta la sentencia. La salvación está ahora a ocho puntos de distancia con nueve por jugarse. Es milagro o muerte.
El Málaga se estrelló en un partido que ya empezó con sobresalto. Como si el destino dijera a cada corazón visitante: tened cuidado con lo que os espera. Hugo Vallejo, excanterano malaguista, simuló un penalti en la primera acción de ataque de la 'Ponfe'. El árbitro pitó y sacó amarilla... pero a Hugo, no a Escassi. Por un momento hubo parada cardiorrespiratoria. Los casi 700 malaguistas temieron un penalti en contra de sopetón.
Se plantó en El Toralín un Málaga enrabietado y vertical. De hecho, Miguel San Román, mitad portero mitad santo, evitó un gol cantado de Rubén Castro que luego Escassi no supo remediar en el rechace. Lago Junior disparó a la red lateral minutos más tarde. Lo intentaba sin precisión el Málaga en un contexto que recordaba un poco a la impotencia del 0-0 ante el Huesca, aunque esta vez con más llegada. Y con mucha más presión, porque el Leganés hizo sus deberes y el Villarreal 'B' también ganó con Ontiveros como protagonista.
Pellicer quería hacer más sangre. Por delante tenía 45 minutos para no tirar esperanzas al vertedero. Movió el avispero y metió a Álex Calvo en sustitución del amonestado Esteban Burgos. Así, se cambiaba de jugar con tres centrales a hacerlo en un 4-3-3. Y tras un tramo de inquietud con un par de jugadas a balón parado desaprovechadas para la Ponferradina, llegó la gran ocasión de Calvo, que la quiso incrustar en la escuadra. Hacia allí iba el obús, pero la manopla de San Román fue prodigiosa.
Siguió insistiendo el Málaga. No le quedaba otra. Así llegaron varios contraataques. Rubén Castro no estaba nada fino. Lago Junior con demasiada parsimonia. Y entre una cosa y otra, Pellicer sacrificó a Aleix Febas para darle 30 minutos a Álex Gallar, buscando el momento mágico de uno de los actores de reparto que esperaban su papel con ansia. Conectó con el nueve canario, pero de nuevo la mandó a las nubes para resignación de los hinchas que apretaban en el fondo sur del estadio. Rubén Castro fue el reflejo del equipo: un quiero y no puedo.
Y Yuri jubiló al Málaga
Entonces pasaron los minutos y se difuminaron las opciones. Pasó lo que pasó. Entró el eterno goleador Yuri, que galopó, esperó y fusiló con su gol a todos los desplazados. Llevaba tres minutos en el campo, suficientes para el depredador brasileño. Era el minuto 76. No había apenas tiempo de respuesta.
Saltaron al verde Loren, Fran Sol y Appiah como quien compra tres décimos más de lotería, por si acaso. El Málaga, con esos movimientos, buscaba la remontada a través del caos. La tuvo Álex Gallar, pero no fue más que el preludio de la estaca final, porque Yuri lo volvió a hacer. Con sus 40 años, jubiló la fe del malaguismo con el definitivo 2-0.
Como imagen del partido, los 700 aficionados que alzaron bufandas y arrancaron a cantar el himno entre lágrimas. Luego vendrían los reproches a los antagonistas: "¡Esa camiseta, no la merecéis!". Se acercaron a pedir perdón. Y se marcharon cabizbajos, sabiendo la responsabilidad que tienen en todo esto. El Málaga ya tiene pie y medio en el infierno, pero la gente allí seguirá estando si ocurre. Aunque queme. Aunque arda. El masoquismo, el azul y el blanco podrán con todo.
Lo dije hace mucho. Esto ha sido la crónica de una muerte anunciada hace tiempo. Los unos se irán con la pasta en el bolsillo, y nosotros nos quedaremos en la misería. Algunos han comprado una burra de papel. Que dolooor!
Cuando el Malaga descienda arrastrará con su nombre a muchos puestos de trabajo, entre ellos a numerosos periodistas de las áreas deportivas. Algunos son previsibles y están intentando buscarse las habichuelas en otros menesteres. Que pena de afición, hacer mil kilómetros para ver a este esperpento futbolístico llamado Malaga, C.F.