¡Malditas matemáticas!
¿De qué sirve haber ganado 20 partidos de 26 jugados si en la segunda derrota sufrida llega la eliminación de la carrera por el título del Mundial?
Ese fue este viernes el veredicto, severo quizá, de las matemáticas para evaluar la era de Adenor Leonardo Bacchi 'Tite' en la selección brasileña, que comenzó hace 673 días, el 1 de septiembre de 2016.
La Canarinha se ha despedido este viernes en Kazán del Mundial de Rusia, en el que aspiraba a conquistar su sexto título al caer por 1-2 en el partido de cuartos de final contra Bélgica.
Los de Tite llegaron a la segunda decisión directa fortalecidos por un crecimiento ascendente a partir del tibio empate en el debut con Suiza (1-1) que se plasmó en tres victorias con idéntico 2-0.
Entraba en la cancha la defensa más sólida en lo que va del torneo, con apenas un gol, frente a la delantera más fértil con 12 goles, cinco más de los que habían marcado los brasileños.
Pero al cabo de los 95 minutos, Bélgica dejó en evidencia a un equipo brasileño que llegó al Mundial tras haber galopado en las eliminatorias sudamericanas y terminar con diez puntos de ventaja sobre el segundo clasificado.
Pero 26 partidos después, entre los del clasificatorio mundialista y amistosos de preparación, Tite, Neymar y compañía se van sin importar que en el balance cargan un superávit de 20 triunfos, 4 empates y 2 derrotas.
La primera había sido en un amistoso contra Argentina.
De nada valió el estilo defensivo implantado por Tite a partir de presiones sectoriales que apenas permitieron 8 goles, en tanto que en la portería contraria anotaron 55.
Las cifras quizá maquillan fisuras que parecían cubiertas, como la desatención en las jugadas de balón parado. Suiza anotó en el amanecer del segundo tiempo tras un córner y Fernandinho, quien jugó en reemplazo del suspendido Casemiro comenzó a vivir su terrible noche al marcar en propia puerta, también tras un córner.
Gabriel Jesús, el 9 sin gol que aguantó Tite hasta el pasado viernes, se fue en blanco y sin puesto. Pero el partido también sentenció el flojo momento del mediocentro Paulinho y el extremo Willian, sostenidos por el entrenador pero que ante el naufragio tuvieron que dejar remar a otros.
El portazo que propinó Bélgica a Brasil en Kazán, hace imposible olvidar otras tristes jornadas en Copa del Mundo en los últimos veinte años.
Desde el repaso de Zinedine Zidane en la final del Mundial de Francia'98 y su nueva aparición para propiciar el hundimiento de Brasil en el de Alemania 2006 a la altura de los cuartos de final, hasta llegar al trauma del 1-7 infligido por Alemania en el Mundial que los brasileños querían conquistar en casa.
La catedral que esperaba presentar Tite con la conquista del título en Moscú quedó seriamente averiada por culpa de una selección a la que le bastaron los primeros 45 minutos y la inspiración de Kevin De Bryne, Eden Hazard y Romelu Lukaku para hacer trizas a una defensa que presumía de rocosa.
Neymar, de discreta presentación el pasado viernes tras ilusionar con su desempeño en ascenso en los partidos anteriores, se quedó con las manos vacías, como también quedaron Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, sus principales rivales en la búsqueda de la consagración en un Mundial que les resulta esquiva.