Un Betis ñoño vuelve a las andadas (1-0)
Villarreal CF | 1 | 0 | Real Betis |
Real Betis: Casto; Isidoro, Ustaritz, Dorado, Nacho; Cañas, Iriney (Matilla, m. 46), Beñat (Jefferson Montero, m. 57); Rubén Castro (Santa Cruz, m. 72), J. Molina, Pozuelo.
El planteamiento del partido de Pepe Mel tuvo mucho que ver en la derrota. El madrileño visualizó un partido que nunca se produjo y facilitó y mucho las cosas a un Villarreal apocado, rudimentario, tosco, que se bastó de un gran Borja Valero y Marco Ruben para poner en jaque al Betis. Mel planteó un partido por dentro, sin bandas, sin extremos, y Garrido aceptó la propuesta, y tanto que la aceptó. Es más, le fue de perlas. Porque Garrido, con su Villarreal venido a menos, dispuso el partido a cara de perro, descaradamente defensivo, con el equipo atrás buscando el robo, la salida y la calidad arriba de sus dos mejores hombres, Valero y Ruben. Y por el centro que iba el Betis picando el anzuelo, y por el centro que robaba el Villarreal y salía a la contra. Así, precisamente, se llevó el partido. Con una pérdida de Beñat aprovechada en cuatro toques para que Marco Ruben cediera a Valero y éste superara de vaselina a Casto (¿dónde iba?). Y tan contento Garrido, y tan estrellado el Betis, que tocaba, tocaba y tocaba con sus centrocampistas, pero donde el Villarreal quería, donde el Villarreal prefería. Una pista le daba el partido a Mel. Nacho era el más profundo del equipo, el campo había que abrirlo.
Pero tardó Mel. Primero recurrió a Matilla por Iriney buscando pases a unos inéditos Castro y Molina. Inéditos siguieron, porque la fórmula no era de centro. Pese a la insistencia del Betis y de Pozuelo, por cierto, demasiado obstinado en sus acciones. La opción eran las alas. Recurrió a ellas con Montero el técnico verdiblanco, evidenciando su error de planteamiento retirando a un Beñat vulgarizado, del montón. Mejoró el Betis, poco, pero mejoró, porque el campo estaba entonces más abierto y dificultaba la tarea local. Pero para entonces el Villarreal ya le había perdido todo pudor al partido. Ocho defendiendo, Borja de enganche y Marco Ruben esperando un balón caído del cielo. Autobús al canto y ni Santa Cruz ni Molina ni Matilla ni Pozuelo encontraron las vías de penetración hacia Diego López.
El Betis ha perdido el rumbo, ha perdido el camino y su estilo. Se ha convertido en un equipo vulgar, inofensivo y ñoño. No marca ni se acerca a hacerlo, bate récords en negativo y ya no tiene referencias en el campo. Beñat no existe, Castro no se encuentra, Molina no aparece y ya van ocho partidos sin ganar. Y bajando.