El Sevilla vuelve a 'su' torneo a ritmo de goles

Álvaro Ramírez IIIEl Sevilla ha certificado su clasificación para la fase de grupos de la Liga Europa, y lo hará además como cabeza de serie, tras darse una alegría en Polonia ante el Slask en forma de goleada. El triunfo en la eliminatoria que es más importante de que lo parece, tanto por la forma como por el contenido. No en vano, garantiza de nuevo la presencia del Sevilla en 'su' competición, a la que regresa como bicampeón.

Cuando se pasan de forma tan solvente (9-1 el total) previas como esta uno no se acuerda de otras que fueron sufridas y tuvieron desenlace triste. Por esto toda clasificación tiene su valor. El equipo nervionense estará de pleno derecho en la segunda competición continental y llega tras demostrar, en Europa, un enorme potencial goleador: 18 goles a favor en cuatro encuentros de la previa. En Wroclaw certificó su amplia victoria en un rápido y eléctrico ataque, basado en 'pequeñitos' como Rabello y Jairo, sobre todo. Superó un dubitativo arranque para matar a su rival a la contra primero y con velocidad después.

El Sevilla, curiosamente como en la ida, no empezó bien. La diferencia estuvo en que esta vez Beto, a los pocos segundos de partido, evitó el tanto del Slask y en la ida los polacos se adelantaron. Esa acción de peligro surtió un efecto poco deseado en los nervionenses, que parecieron inundarse de nerviosismo a la hora de sacar la pelota. De hecho, hubo unos minutos de sucesión de errores a la hora de las transiciones en defensa que ejercieron un efecto dominador en los locales. Cierto que tras ese dominio había mucho de ficiticio, porque cada vez que los de Emery pasaban el mediocampo llevaban un peligro terrible y porque, pese a los apuros, Cala y Fernando Navarro realizaron un buen trabajo que coartó el ímpetu eslavo.
El punto de inflexión del partido coincidió con el gol de Rakitic (22'), en un buen disparo lejano que se comió el meta local. Antes de ese gol ya llegaron claras ocasiones en claras contras del conjunto amarillo (así vistió en Wroclaw) conducidas eléctricamente por Rabello o por Jairo, muy acertados ambos todo el encuentro. Y tras ese gol siguieron llegando, ya aún más claras, pues la moral polaca se derrumbó con el tanto en contra.
El partido, desde el gol del croata, quedó totalmente decantado. Y lo confirmó el gol de un siempre activo Bacca, a pase de Jairo. Tras una contra, cómo no. El partido ya era otro.
Los análisis a partir de entonces también deben ser otros. El Sevilla hizo su trabajo y el resto del encuentro se lo planteó como una especie de banco de pruebas, de perfeccionamiento, de rotación y de confianza. De hecho, Emery lo primero que hizo fue sacar a Fernando Navarro del campo para darle minutos a Puerto, y luego cambiar a Rakitic para meter a Cotán.
El Sevilla siguió siendo tremendamente peligroso, aunque para el futuro cabe desdeñar cierto 'entretenimiento' innecesario en algunas ocasiones en los últimos metros. Con una pizca más de precisión este equipo, que se pone tanto de gol, puede ser tremendamente resolutivo. Lo fue ante Slask, y con un poco más de precisión pudo haber logrado una goleada épica. Se quedó en gran goleada (9-1 el global de la eliminatoria), y toda inyección de moral es poca cuando se están ensamblando piezas y el proyecto está recien arrancado.
En todo caso, también es cierto que arriba atesora juventud para lo malo y para lo bueno, para la inexperiencia en unas ocasiones y para movimientos eléctricos y veloces, como el de Jairo en el 0-3 y en el 0-4, servido en bandeja a Perotti. El quinto lo hizo Bacca tras aprovechar el regalo del meta local, noche desafortunada la suya.
El Sevilla, pues, se mete en la fase de grupos de la Liga Europa tres años después de su última comparecencia. Y, como guiño al pasado, lo hace por la puerta grande y ofreciendo en el continente una imagen mucho más impecable, por ahora, que la demostrada en la Liga.