Las dos caras de Unai

Al Sevilla, de momento, le va bien, eso es evidente. Ha sumado 13 de 18 puntos y con ello cumple las previsiones más optimistas. Incluso ha ilusionado a su parroquia más de la cuenta, y eso no tiene precio. En ello Unai Emery tiene una importante cuota de protagonismo. Ha organizado bien una plantilla con muchas alternativas y realizado una apuesta física que debe funcionar, como mínimo, para dejar al Sevilla en Europa con cierta solvencia una temporada más.
Pero Unai tiene dos caras. La primera, la más habitual, nos muestra a un técnico trabajador, ordenado, metódico y ambicioso además de comprometido. Su lectura de la plantilla y la búsqueda de un libreto futbolístico acorde a las características de dichos jugadores ha sido perfecta hasta la quinta jornada. Si bien es cierto que el equipo no jugó bien ante el Valencia, su área fue terreno vedado para los rivales en los siguientes cuatro partidos y las ocasiones de gol llegaron a raudales. El resultado fue el 12 de 12 que mantiene arriba a los de Nervión.
Llegado el choque del Calderón, sólo cabía ser optimistas. Sumando el buen rendimiento sevillista a las dudas generadas por el propio Atlético de Madrid, el resultado invitaba a pensar en una buena imagen en el Calderón e incluso en la victoria, pero apareció la otra cara de Emery…
Esa otra cara de Emery es la que genera dudas a la propia afición sevillista, la que justifica por qué nadie le puso en el foco tras levantar la Liga Europa, la que ya dijeron, y no paran de repetir en Valencia, que le aleja de ser un técnico 'top'.
Unai se bloquea en la mayoría de los grandes desafíos. En Valencia generaba un debate diario entre aquellos que ponderaban su mérito por consolidar al equipo entre los tres primeros, y los que no podían ni verle porque siempre pasaba algo en la Copa, o en una eliminatoria de la Liga de Campeones, para que el Valencia no 'tocase pelo'.
El caso es que Emery podría haber hecho casi cualquier cosa en el Calderón menos lo que hizo. Y no me malinterpreten, creo que el entrenador del Sevilla fue tan torpe como honrado: Pudo haber conservado la idea de juego que le había llevado hasta los 13 puntos aun considerando que no era lo mejor para el partido y, en caso de derrota, nadie le hubiera señalado. Mandó un mensaje negativo y ultradefensivo a su equipo, dejó a las claras que temía demasiado al Atlético de Madrid y volvió locos a sus futbolistas. Además, fue injusto con dos de ellos, Denis Suárez e Iborra, cuyo rendimiento hasta la fecha les hacía acreedores a la titularidad en un partido tan señalado. Especialmente lo fue con el exlevantinista, uno de los mejores del arranque liguero aunque no le entre por el ojo a su entrenador.
Emery ha adquirido 'galones' en el club a base de méritos contraídos y a día de hoy tan solo Monchi, el hacedor de una muy buena plantilla un año más, está por encima suyo. Está en sus manos pasar a la historia del Sevilla como uno de sus grandes entrenadores, y eso ocurrirá si mantiene la buena cara y no la que sacó en el Calderón, la que recuerdan tan bien en Valencia y nadie quiere volver a ver en el Sevilla F.C.
@jlianodesmarque