La hora de convertir a Llorente en referencia
Después del de Yehven Konoplyanka, el fichaje de Fernando Llorente fue el que más ilusión despertó en la afición del Sevilla FC durante el periodo de incorporaciones veraniego. El riojano venía con la vitola de ser uno de los mejores delanteros españoles de los últimos tiempos, no en vano es campeón del mundo de la selección, y además era fichado de uno de los clubes más prestigiosos del continente, la Juventus de Turín, con la que había sido subcampeón de la pasada edición de la Liga de Campeones.
Llorente y el Sevilla, o el Sevilla y Llorente, están condenados a entenderse. Tras la marcha de Carlos Bacca, el espigado atacante internacional vino para ser la referencia ofensiva del equipo, pero hasta el momento apenas ha tenido demasiada incidencia en el juego. Llorente suma 448 minutos en Liga, 78 en la Liga de Campeones y 29 en la Copa del Rey -555 en total- y ha anotado tres tantos, todos ellos de cabeza y en la competición liguera, donde también ha dado tres asistencias.
Aunque nada más llegar jugó como titular ante el Atlético de Madrid –el único encuentro que ha jugado íntegro hasta el momento- y también en el siguiente partido ante el Levante, pero después sólo ha salido de inicio en los compromisos ligueros ante Las Palmas y ante el Valencia y en el de Champions ante el Manchester City en el Ramón Sánchez-Pizjuán.
Pero ha llegado el momento de sacarle rendimiento a Llorente. El pobre bagaje ofensivo de los otros dos delanteros –Gameiro lleva un mes y medio sin marcar e Immobile alterna actuaciones prometedoras con otras muy discretas- le sitúan en la rampa de salida para ser titular este martes. Sus características le hacen no sólo muy diferente a sus dos ‘rivales’ por el puesto, sino también a Bacca, circunstancia que condiciona sobremanera el juego del equipo, que debe adaptarse a un delantero cuyo punto fuerte es su gran altura y remate de cabeza.
El Sevilla no tenía un perfil como el suyo desde hace muchísimos años, pues el último delantero de altura del equipo fue Kanouté, cuyo fútbol no tenía nada que ver con el del de Rincón de Soto. El último de este estilo y con una altura similar a la suya fue Ariza Makukula, que apenas disputó 19 partidos con la camiseta blanquirroja entre 2004 y 2005.
Llorente no pudo jugar en el partido de ida, por lo que se quedó sin su anhelado regreso a Turín, pero después de sus últimas actuaciones –con una espectacular asistencia a Iborra en La Coruña incluida- se perfila para jugar de inicio en un encuentro decisivo para el Sevilla.