En Mestalla nunca es un partido más
El Sevilla vuelve a ilusionarse con su final de temporada. No es para menos, ya clasificado para la final de Copa del Rey, con su eliminatoria de cuartos de final de la Europa League bien encarrilada ante el Athletic, y con alguna (poca, eso sí) opción de ser cuarto en liga. No obstante, llegados a este punto, la lógica impera sobre las hipótesis, y ésta vuelve a destacar la UEFA por encima del resto de competiciones. La Copa del sevillismo, la que ha hecho grande a este equipo en la última década, vuelve a llamar desde cada vez menos distancia a un nuevo capitán de Nervión para que la empuñe. No obstante, antes de ello, los futbolistas tienen que lograr el arduo reto de centrarse en la liga, pues visitan una caldera repleta de urgencias. Mestalla, con el Valencia al borde del descenso, acogerá un complicadísimo duelo a partir de las 16.00 horas este domingo. Con más o menos rotaciones, la hinchada che ya se ha encargado de calentar el ambiente para dificultar aún más el triunfo a los blanquirrojos.
A apurar las últimas opciones de ser cuarto
Es prácticamente imposible que el Sevilla finalice el curso cuarto. Son 9 los puntos que lo separan del Villarreal, que apenas pincha en el campeonato doméstico. Si a ello se le suma el último de los hispalenses, pues la ecuación comienza a encarar un final no tan feliz como les gustaría a los de Emery. No obstante, mientras haya vida, hay esperanza, y si por algo se caracterizan los conjuntos del preparador de Hondarribia es por su perseverancia. Cada punto es luchado hasta el final, pagando caras las derrotas. Si a ello se le suma la entidad del rival, y sobre todo, la relación de amor-odio que guardan en los últimos años, hay que ser muy ingenuo para creer que no va a competir en Mestalla.
Los valencianistas preparan una caldera
La situación del Sevilla en liga no es la ideal teniendo en cuenta el objetivo marcado, pero asciende a sobresaliente si es comparada con la de su próximo rival. El Valencia, aquel equipo que birló la cuarta plaza la temporada pasada a los sevillistas, está a estas alturas de campaña luchando por no defender. Así, como suena. Una concatenación de imprecisiones en las decisiones de la directiva y del magnate Peter Lim han pulverizado todas las buenas estructuras asentadas hace apenas un año. Primero fue Nuno, después Neville, y ahora, Pako Ayestarán, quien ha heredado el barco. Los che son décimo quintos con 34 puntos, a seis de los puestos de descenso. Y su calendario no es para nada favorable. Por ello, en Mestalla preparan una caldera. En el entrenamiento del pasado viernes, cerca de un millar de aficionados se acercaron a la ciudad deportiva de Paterna para, con bengalas incluidas, apoyar a los suyos y motivarles para el trascendental duelo. A ello hay que sumarle el rencor que aún generan hacia todo lo relacionado con el Sevilla desde su eliminación a manos de los andaluces de las semifinales de la Europa League de hace dos cursos.
Sin Carriço, aún renqueante
El portugués fue duda hasta última hora, y finalmente se ha quedado fuera de la lista por decisión de Emery, que prefiere mimarlo para el choque del jueves ante e Athletic. Entra en la lista Fazio, que ya tuvo minutos en San Mamés. Al argentino se le notó nervioso, pero al final cumplió con la difícil papeleta que se le presentó debido a la lesión de Tremoulinas. Llorente, Juan Muñoz y Gameiro han sido también seleccionados, por lo que uno de los tres, o quizá dos, podrían tener su oportunidad. Las quinielas apuntan al riojano, que lleva varias jornadas desaparecido de las alineaciones. Tampoco pudo disputar ni un sólo minuto en su vuelta a Bilbao, algo que a buen seguro no sentó bien al goleador. Escudero suplirá al ya mencionado Tremoulinas, calentando motores para un tramo final donde tendrá considerables oportunidades.
Posibles alineaciones:
Valencia: Diego Alves; Barragán, Mustafi, Abdennour, Siqueira; Javi Fuego, Parejo, André Gomes, Feghouli; Piatti y Negredo.
Sevilla: Sergio Rico; Coke, Rami, Fazio, Escudero; Cristóforo, Krychowiak; Vitolo, Éver Banega, Konoplyanka; y Llorente.
