Durmisi, un danés que no olvida de dónde viene

La historia de Riza Durmisi no está muy alejada de la del resto de futbolistas. Talento innato, trabajo, sacrificio y entrega. Todo ello con el objetivo de perseguir un sueño. El sueño de ser futbolista profesional. El lateral del Real Betis vive sus primeros meses en España, un país desconocido para él, pero al que se ha adaptado rápido gracias a las connotaciones personales que subyacen detrás de su persona. No todo es fútbol en la vida, aunque no lo parezca. Nacido en Ishøj, un suburbio situado al suroeste de Copenhague, Riza es nieto de inmigrantes albaneses que decidieron abandonar su país para encontrar un futuro mejor en la próspera Dinamarca y huir así de la maldita guerra. Es por eso por lo que el defensor no obvia su pasado y siempre tiene presente en su día a día su procedencia.

Las guerras siempre han sido la mayor causa de inmigraciones. El abuelo de Durmisi llegó a Dinamarca en 1968 con la intención de comenzar de cero en una nueva tierra. El conflicto bélico entre los musulmanes albaneses y serbios cristianos terminaron con el exilio de cientos de miles de albaneses. La familia de Durmisi es uno de esos casos cargados de añoranza que buscan la suerte que no han tenido en su propia casa.
En una pasada entrevista el futbolista bético explicaba que pese a sus orígenes se decantó a jugar con Dinamarca: "Nunca dudé de que me gustaría jugar para Dinamarca. Elegí no jugar a Albania, porque crecí aquí con valores daneses. Además, llamaron por primera vez aquí con el tiempo. Me llamaron cuando era un jugador sub 16. Me siento como una parte de la población danesa".
Pero a pesar de ello y ser un habitual con Dinamarca, las nuevas espinilleras de Durmisi reflejan su historia, su pasado y en definitiva, su vida. Un futbolista que sabe hacia dónde va porque sabe de dónde viene.