Ser Biri no es ser violento

Anda el sevillismo levantado en armas contra la decisión tomada por Antiviolencia, comunicada por el club en la tarde de este jueves y que ha supuesto un cisma social entre la directiva comandada por Pepe Castro y la masa social sevillista. Sobra explicar que el germen de todo esto es el comportamiento de una serie de delincuentes que disfrutan de la violencia, apuñalan a traición o saquean gasolineras con la misma facilidad que cualquier persona personal se viste para salir a la calle.
La Peña Biris se fundó en 1975, está profundamente arraigada entre el sevillismo y se ha convertido en el motor de un estadio que anima como el que más y que se ha convertido en un feudo casi inexpugnable para cualquiera que lo visite, entre otras cosas gracias al ambiente que se genera. Decir “soy Biri” no es decir soy violento, decir “soy Biri” no es decir “soy miembro de Biris Norte”, decir “soy Biri” es, simple y llanamente, expresar el arraigo al club, al estadio y a una forma de animar, a una liturgia hecha cántico futbolístico que ha llevado al Sevilla a lo más alto. Los sevillistas, en su inmensa mayoría, se sienten ‘Biris’, los sevillistas, en su inmensa mayoría, detestan a los delincuentes violentos que se esconden en la masa para hacer de las suyas.
Esos delincuentes reincidentes, identificados e incluso detectados por la policía, son los culpables de lo que está pasando más allá de las medidas que pueda tomar el club. La muerte de Jimmy, aficionado del Deportivo de la Coruña, marcó un antes y un después en la vigilancia de los ultras en España y NO cabe señalar a otras aficiones como ejemplo de agravio. En el Ramón Sánchez Pizjuán se insulta en la actualidad mucho más que en la mayoría de los estadios y los hinchas radicales del Sevilla, ya sea por su naturaleza o por sus cuitas con la directiva actual, que me da igual, delinquen también como los que más. En El Papelón pudo morir una persona y ya es hora de decir “basta” a estos delincuentes, de que paguen ellos y no justos por pecadores y de que el Sevilla y la policía, actuando de la mano, acaben con esta lacra.
Ser Biri, como está dejando meridianamente claro la afición del Sevilla, no es ser violento. Que el club pelee, o siga peleando si ya lo hace, por los derechos de los suyos, que casi todos son buenos.