Que no se enfade Rubén...

De aquella manada de lobos que apareció por el Benito Villamarín allá por el mes de noviembre apenas quedan algunos zarpazos. Los suficientes para que la temporada del Betis sea relativamente tranquila, sin sobresaltos en lo deportivo, porque lo institucional merece un capítulo aparte. O dos. O tres. Pero esta noche hay fútbol y el bético, entienda o no de líos de acciones, quiere ver ganar a su equipo, que marque muchos goles y, si es posible, que juegue al ataque... Unas consideraciones que parecen casi imposibles de ver esta temporada.

Porque el Betis, con Víctor y sin Victor, se ha acostumbrado a ganar muy de vez en cuando. Casi una vez al mes y esa media, en otros tiempos, tenía un sinónimo claro: descenso. Ahora no, aunque como siga esta corriente de perder puntos en el tramo final cualquier gallo puede cantar en Heliópolis. Y puede que sea precisamente para cantar la hora de la salida de alguien del club. Desde el entrenador hasta el palco. El bético de a pie empieza a estar harto de tanta mentira, de tan pocos buenos resultados.
Víctor, que dice aislarse de las críticas, ya ha cabreado a más de uno. A la chita callando ha mosqueado a Rubén Castro, no sabe convencer a los aficionados con su discurso y después con su propuesta futbolística y ya hasta en el Consejo dudan de que sea el hombre ideal para la próxima temporada. Aunque esté firmado, aunque Miguel Torrecilla y Ángel Haro ya hayan pregonado su continuidad. En el fútbol mandan los resultados y uno negativo puede calentar más de la cuenta esta noche la grada del Villamarín. Ahí los pitos, si es que hay, pueden ir bastante repartidos.

Rendimiento y once

La derrota ante el Espanyol, por las formas sobre todo, han dejado tocado al entrenador. Ese cambio de Rubén, ese paso atrás del equipo y esos dos goles en los últimos tres minutos. Demasiado para meter en la coctelera del Betis y que salga algo positivo. Pero Víctor se fue contento con el equipo y es probable que repitan los mismos ante el Villarreal, con Rubén, mosqueado o con la cabeza agachada, y Sanabria en ataque. El Betis necesita goles y ambos son los que tienen más fácil ese don.
Aunque hay otro partido el domingo, Víctor sabe que se juega mucho esta noche, precisamente ante el rival en el que Gustavo Poyet clavó su tumba como entrenador del Betis. El rendimiento, según el actual entrenador, ha mejorado y salvo contratiempo Brasanac repetirá en la medular junto con Rubén Pardo y Dani Ceballos, sin molestias físicas, y Bruno suplirá otra vez a Mandi como uno de los tres centrales.
En el Villarreal, que sigue en la pugna por Europa aunque con un disfraz más irregular que de costumbre, Fran Escribá sí medita cambios y refrescar al equipo. Tiene un buen arsenal ofensivo para tirar con Soldado, Sansone, Bakambu o Adrián, más toda la artillería por detrás. Un rival que sí sabe a lo que juega desde hace mucho tiempo, que tiene un proyecto vivo y con resultados y en el que el Betis haría bien en tomar buena nota. Un espejo así es lo que quieren los béticos. Pero, sobre todo, ganar muchos partidos. Porque como venga un lobo y cabree a Rubén...