La Catedral se merece ver a Rubén Castro

Y el bético respiró tranquilo. Por algunos méritos propios y muchos deméritos de los rivales, el Betis seguirá otra temporada más en la Primera División, que no es poco. O sí, según se mire o según se exija. Porque esta noche en San Mamés comienza una nueva etapa en el Betis, con un primer objetivo de acercarse lo máximo posible al décimo puesto y otro más de poner la primera piedra para la próxima campaña.

Sin presión ni miedo, el equipo de Víctor Sánchez llega a San Mamés en uno de sus mejores momentos, al menos en lo que a racha se refiere. Tras dos victorias seguidas y una alegría que parecía olvidad, todo ellos sin Rubén Castro en el campo. La ausencia del canario no se ha notado en puntos, pero sí en goles, aunque suene a contrariedad. Porque lo que tiene Rubén no lo tiene nadie en la plantilla del Betis, tenga 30 o 35 años. Víctor lo sabe y también sabe dónde debe jugar. Por ejemplo en La Catedral.
Si no hay contratiempo, Rubén regresará esta noche al once después de lo ensayado durante estos días en la Ciudad Deportiva, con Joaquín como acompañante. El portuense ha demostrado que aún puede dar mucha guerra y que de sus botas sólo sale fútbol de nivel. Y si se une con Dani Ceballos, calidad máxima. Una conexión espectacular que hace al Betis mejor de lo que parece ser. Mejor de lo que es.

Examen para Víctor

Víctor, con su partido a partido, aunque habla ya de planificar la próxima temporada, sabe que en estos partidos se juega su futuro, que tiene ante el Athletic un examen más importante de lo que muchos piensan. Porque el madrileño quiere estar en el Betis más tiempo, ese tiempo del que habla para que un equipo tenga crecimiento y pueda competir mejor. Hay varios espejos en la Liga en el que se pueden mirar.
Junto a Rubén, el técnico del betis medita otros cambios en el once para refrescar las piernas de aquellos que llevan mucha tralla en las últimas semanas. Tosca se ha quedado en casa y Rubén Pardo podría empezar desde el banquillo en un día también especial para él. Incluso Durmisi, que corre y corre cada partido y además es uno de los peligros en el ataque.
En el Athletic, Ernesto Valverde también mira al futuro, al del equipo y al suyo propio, pero siempre con la profesionalidad por bandera. El conjunto vasco se aferra a San Mamés para mantener viva su lucha por Europa, donde no suele fallar en los últimos años. Y con Aduriz, otro viejo rockero que nunca muere. Porque hace goles como churros y un maestro para los nuevos.
Rubén, otro rockero, está a la altura del internacional español, pero dolido porque no se siente tan querido en el club como Aduriz. Ya no se acuerdan de aquellos goles que valieron dos ascensos, una salvación, un pase a Europa... La Catedral también se merece verle otra vez.