Como si fuera un derbi

El partido entre el Málaga CF y el Sevilla FC no es un derbi. Es un duelo regional entre equipos de las dos mayores ciudades andaluzas, con cierta rivalidad especialmente en una dirección y sólo se le califica como derbi allá donde acaba la sinuosa carretera de Las Pedrizas y aparece la Costa del Sol. Por definición, sólo los partidos entre equipos de la misma población merecen esa denominación y, en caso de que haya quien discrepe, lo que es irrefutable es que el equipo de Nervión vive el suyo desde tiempo inmemorial ante un club con nombre antiguo de río y no junto a la rambla del Guadalmedina.

Dicho esto, sí que es cierto que la naturaleza con la que se vive este encuentro en La Rosaleda provoca que el equipo blanquirrojo tenga que afrontarlo de una manera diferente a una salida cualquiera. Para él no es un derbi, pero el rival saldrá a la cancha convencido de que sí. Para él no es un derbi, pero la afición rival prepara desde hace meses el recibimiento más hostil de la temporada. Para él no es un derbi, pero la sola posibilidad de menoscabar las opciones sevillistas motiva sobremanera a un Málaga que no se juega nada clasificatoriamente pero que sí se juega el honor del escudo ante su afición.
Así que teniendo en cuenta todos estos condicionantes, y añadiéndole que el Sevilla se juega muchísimo este lunes, no le queda otra que saltar al césped de La Rosaleda como si de verdad estuviera jugando un derbi, que eso se le da muy bien.
Pese a todo, se le presupone a los de la capital andaluza una motivación mayor que su rival. Sus opciones de redondear la temporada con un histórico tercer puesto y el récord de puntos vale más que todo lo expuesto hace dos párrafos. Y además cuenta con la presión de que sus rivales no fallan, por lo que una derrota alejaría casi de forma definitiva al Atlético de Madrid y acercaría de forma amenazante al Villarreal.
A estas alturas de temporada, Jorge Sampaoli puede llorar con un ojo. Lo que el jueves por la noche parecía una catástrofe en forma de bajas masivas se ha reducido un poco para este Lunes de Feria tan extraño que le toca vivir al Sevilla. No ha llegado Mariano y Vitolo tendrá que seguir con su recuperación, pero otros tocados como Iborra, Jovetic y Ganso sí estarán en La Rosaleda. El brasileño volverá a ser una vez más el faro de su equipo, toda vez que Nasri ni siquiera ha sido convocado por decisión técnica. La baja de Mariano será suplida en principio por Mercado, aunque no habría que descartar que regresara la línea de tres centrales, N’Zonzi jugara sin compañía en la medular y Sarabia ocupara el carril derecho en su totalidad. En todo caso, el once de los dos últimos partidos ha funcionado y no cabe esperar demasiados cambios excepto los obligados.
En contra estará un Málaga que respira desde hace semanas en la clasificación. De la mano de Míchel, un exsevillista, el equipo costasoleño vive sus mejores momentos de la temporada, con cuatro victorias en sus últimos cinco partidos. Así las cosas, no se auguran demasiados cambios del técnico madrileño, que cuenta con Sandro Ramírez como su principal baluarte. El delantero, que se está hartando de meter goles, ha despertado el interés de muchos equipos y el Sevilla es uno de los más interesados en ficharle de cara a la próxima temporada. Su futuro es casi tema tabú en La Rosaleda, y eso huele a salida inminente.
Así afronta el equipo sevillista la penúltima salida de la temporada. Después de tanto tiempo de sequía, la temporada de los de Sampaoli fuera de casa fue positiva hasta que, en los últimos tiempos, sufrió un bajón. Curiosamente, no gana el Sevilla lejos de Nervión desde que lo hiciera en el derbi, el de verdad, ante el Real Betis. Pues eso, a La Rosaleda hay que saltar como si fuera el derbi, aunque se sepa que no lo es.