Un duende bajo la lluvia

El Sevilla se ha postulado como claro merecedor de su plaza de Liga de Campeones. Ha tomado una buena ventaja en Estambul al ganar a domicilio 1-2 al Instanbul Basaksehir que debe ser válida como para confirmar dentro de una semana su clasificación en el Sánchez Pizjuán. Porque además de ganar, el conjunto de Berizzo, en su estreno, dio claras muestras de superioridad. Es verdad que no de manera continuada, porque hasta sufrió en fases del partido, sobre todo en la segunda parte, pero sí de manera patente. Porque cuando el Sevilla se puso a jugar, jugó, y ganó. Además, lo hizo con la mejor reaparición posible, la de Jesús Navas, que en su primer balón dio una asistencia de gol a Ben Yedder, ejecutada de manera espectacular.

Tiene mimbres el Sevilla para hacer cosas realmente buenas, bonitas esta temporada. Y aun con un once más pensando en el físico a estas alturas de la temporada que en la calidad, el equipo nervionense esbozó cosas positivas. Como un centro del campo realmente consistente, potente, de calidad. Jugaron Banega, N'Zonzi y Pizarro, y cuando se juntaron mandaron en el partido. Y se quedó en el banquillo Krohn Dehli, que puede aportar una vertiente más combinativa. Además, aunque en menos dosis, porque tuvieron menos minutos, ya aportaron Nolito y sobre todo Jesús Navas, que como si no hubiera pasado años en Inglaterra, apareció y dio un gol. Así, tan fácil.
Mercado y Montoya puede que sean los dos jugadores más en forma a día de hoy, pero probablemente no serán los jugadores titulares en esa banda durante la temporada
Luego hay aspectos en los que debe evolucionar el equipo. Ya sea en el rendimiento individual o colectivo. Porque Mercado y Montoya puede que sean los dos jugadores más en forma a día de hoy para jugar, pero no son los mejores, está claro. Y deben entrar desde casi ya futbolistas como el mismo Navas, Sarabia, Corchia...
Al Sevilla le dio para ganar el partido, aunque cuando se relajó sufrió, pero mostró superioridad cuando debió y por ahí se llevó el partido.
Tras unos primeros minutos algo desconcertantes, que incluyeron además una clara ocasión para el Istanbul que rechazó Sergio Rico, lo cierto es que el Sevilla se fue asentando poco a poco hasta hacerse dueño del partido. La intensa lluvia que caía sobre el césped del Fatih Terim Stadium trajo un absoluto control por parte del conjunto de Berizzo. El técnico argentino, que apostó en su primer partido oficial por un centro del campo bastante controlador, con el físico de Pizarro en lugar del toque de Krhon Dehli, vio cómo sus hombres empezaban a desarrollar lo que su planteamiento pretendía. Controlar la pelota, tener la posesión, evitar las pérdidas y poco a poco meter al rival en su campo y en su área. Y lo logró, además con un gol de confirmación. Porque en una acción mal defendida por el equipo turco en un robo tras presión del Sevilla, Escudero anotó un golazo de tiro cruzado aprovechando además la velocidad que imprimía el césped mojado a la pelota.
El Sevilla a raíz del gol se sintió incluso más cómodo. Pizarro hacía la raya y facilitaba la salida de pelota superando la primera línea, N'Zonzi y Banega, a partir de esa zona de tres cuartos, ya se hacían dueños del partido, repartiendo juego y mandando en el partido. Incluso impusieron su calidad abrumadora sin que el resto de jugadores alargaran tal superioridad a otras zonas del campo. Montoya y Correa tuvieron profundidad, pero no concretaron sus llegadas. Ben Yedder no se puso de gol lo que debería. Y atrás, tras esos primeros minutos, lo cierto es que el Sevilla se mostró firme, con un buen Lenglet, con Escudero muy profundo y activo y con Mercado y Pareja cumplidores, sin estridencias, pero cumplidores.
Tras el descanso el Sevilla salió algo confiado primero y algo cansado después. Primero confiado porque por lo visto en la primera parte entendió el equipo nervionense que era superior. Y luego cansado, o al menos menos fresco que el rival, que subió un punto en su presión y por ahí empezó a sufrir el Sevilla. Fue una mezcla. Se relajó en el control de la pelota, en la posesión, empezó a perderla con asiduidad y eso permitió al Istanbul meterse en campo contrario, montar luego una presión fuerte y a través de esas fórmulas hacerse con el partido. Gozó de varias ocasiones el equipo turco, abortadas de manera meritoria por Sergio Rico. Pero precisamente el meta dio la arena en el gol de Elia, en un tiro que se le coló entre las piernas.
El Sevilla tuvo muy buenos minutos en la primera parte, sobre todo con Banega y N'Zonzi controlando el mediocampo, pero en la segunda sufrió y concedió incluso el empate
La fórmula para frenar el ímpetu estambulí estaba claro. La receta la había aplicado de manera perfecta en la primera mitad. Pelota y más pelota. Toque y circulación. Es decir, el Sevilla tenía que volver a buscar a Banega, a N'Zonzi. Y a través de esa fórmula, y de los cambios, que dieron aire y frescura al equipo, el Sevilla de nuevo retomó el pulso y se volvió a hacer con el partido. Y además, con más opciones incluso en ataque, porque Nolito y Jesús Navas le dieron otro aire al ataque. En concreto, el duende le dio otro aire y un gol, porque la primera pelota que tocó fue una asistencia para que Ben Yedder, desaparecido todo el partido, resolviera de manera magistral de tacón. Bonita sociedad, y qué bonito volver a ver a Navas por la banda dando goles. 
Queda certificar el pase en Nervión, aunque si el Sevilla es mínimamente el Sevilla, estará en la fase de grupos.
 

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