Vaya manera de manchar el escudo

El nuevo Betis se desangra. Por si alguien no quiere verlo aún. Se desangra a base de manchar el escudo, de partidos lamentables, vergonzosos y de hacer creer que este camino lleva algún sitio idílico. El que quiera verlo y pueda hacer algo por su Betis, que lo haga. Que lo cambie. Que toque la tecla que sea, pero que la toquen. Esta imagen no puede permitirse en un club como el Betis.

Y como no puede permitirse... Pero dio la sensación de que al bético, el que estuvo en el estadio, al menos a una mayoría, le daba igual. Eso es lo peor de la historia. Las críticas y pitos llegaron siempre del Gol Sur, incluso se escucharon ciertas palmas cuando el Betis iba perdiendo ya por 2-4. Cada uno puede hacer en su casa lo que crea conveniente, claro está.
Pero también hay que contar lo que ocurre, lo que pasa, lo malo que es el Betis. Lo malo que fue el Betis ante el Cádiz, como previamente había sido ante Girona, Éibar, Getafe y sigo sumando. Sólo un arreón de amor propio en la segunda parte que sirvió de nada. El crimen al escudo ya estaba cometido.
Pasara lo que pasara, la primera parte del Betis ante el Cádiz volvió a demostrar que la palabra vergüenza se queda corta. Que cada bético, al que le duela, ponga la palabra adecuada. Porque el Cádiz, con todos los respetos, pareció el mejor Barcelona de la historia. Aitor García pudo convertirse en el mejor extremo del mundo y Abdullah en una reencarnación del mejor pivote posible.
El Cádiz, un equipo con rotaciones, olió la sangre desde el calentamiento, porque el Betis es una casa del terror. La culpa será de Setién, de los jugadores o de los dirigentes, Serra incluido. Lo que no se puede permitir es lo que se vio en el Villamarín. Inaceptable. Cuatro goles en 40 minutos y pudo caer alguna más. De vergüenza.
En la primera jugada ya se firmó la síntesis de la primera parte. Aitor centró mal después de marcharse de Rafa Navarro, el jugador que se quedó con la cruz a cuestas. Pero no fue el único. Tosca se durmió al romper el fuera de juego y permitió que Barral se plantara delante de Dani Giménez. Todo el mundo vio dónde iba el disparo. Primer gol.
En nada, el Cádiz ya había hecho lo que casi todos los equipos rivales del Betis: marcar un gol. Boudebouz, de lo más decente, igualó pronto tras un fallo de Rubén Yáñez, pero el Betis tenía ganas de pasar vergüenza. Mucha vergüenza. Dani Romera hizo el 1-2 tras un córner, en otro error en cadena de la defensa. Y apareció Tello, con otro golazo por la escuadra. La locura todavía gustaba al bético. Luego vino lo que vino.

Una verbena en defensa

El Cádiz, con su fe, y sabiendo que el Betis es malísimo en defensa, nunca se desmoronó. Rafa Navarro volvió a meterse en un lío, Dani Giménez no supo aguantar y cometió penalti sobre Barral. Aitor García no falló. Y el onubense volvió a marcar poco después, pero Trujillo Suárez había pitado un inexistente fuera de juego.
Si algún bético no lo sabía, ese 2-3 dejaba fuera de la eliminatoria al Betis. Pero el incendio fue mayor. Romera batió a placer a Dani Giménez tras otra jugada de Aitor que dejó en evidencia a Rafa Navarro... y a todos esos compañeros que no decidieron ayudar al lateral. Vergonzoso era poco.
Setién decidió no hacer pasar otro mal rato a Rafa Navarro y a Nahuel. Guardado y Barragán, al campo. El Betis apretó, el Cádiz ya no estuvo tan lanzado aunque siempre sabía que el Betis era un coladero atrás. Tello avisó y luego dio para poner el 3-4. El Betis todavía estaba fuera de la eliminatoria.
Dani Giménez tuvo que sacar una buena mano a Salvi para dejar con vida al Betis en busca de uno esos arreones finales que están dando premios esta temporada. Pero no hubo ni eso, ni arreón. Esta vez fue al revés. Kecojovic apareció como Pedro por su casa y cabeceó solo tras un córner. Otro más, el quinto, y eso que dicen que no hay quinto malo. Para malo, este Betis, lamentable. Por favor, qué manera de manchar el escudo. Que alguien pare esto.
 
 

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