El gemelo futbolín del Sánchez-Pizjuán

El Sevilla FC lleva varias temporadas afanándose en poner bonita su casa, un Ramón Sánchez-Pizjuán al que le ha salido una especie de ‘hermano gemelo’ pero en versión futbolín.

Se trata de una obra de Juan Carlos Rico, trabajador de Tussam y propietario además de dos talleres, que en los últimos dos años ha sacado horas de donde no había para fabricar uno de los mejores regalos de Comunión de la historia. Al menos de la historia sevillista. El afortunado es su hijo, Carlos Rico, jugador de 10 años de la escuela de fútbol sevillista y que desde este sábado es propietario de una pieza de un valor que ni el propio autor sabe calcular. “Valdría muchos miles de euros, pero para mí no tiene valor económico porque ya lo tiene mi hijo”.
El proceso comienza hace más de dos años con dos axiomas fundamentales: reproducir lo más fielmente posible el coliseo nervionense y hacer una pieza andaluza por los cuatro costados. Sobre un futbolín de 1979 de la malagueña casa Sánchez Sierra, con el monedero aún preparado para monedas de 25 pesetas, este padre empeñado en hacer un regalo inolvidable comenzó a trabajar en todos y cada uno de los detalles.
Desde el exterior, la reproducción es prácticamente fidedigna de la fachada del estadio. Las lonas de los jugadores históricos de El nivel de detalle es tal que el fondo del mosaico del Gol Sur está pintado con una purpurina que reproduce el efecto de movimiento. Incluso el interior del futbolín está pintado de rojo y negro, igual que el estadio.Preferencia, los mosaicos, los escudos de los goles y la reproducción de la cara de Antonio Puerta en Fondo tienen su espacio. Incluso las puertas, pues en la parte inferior se adivina la señalética de estas dando su lugar incluso a las taquillas.
Uno de los aspectos más curiosos del futbolín es que mantiene la visera de preferencia. Ante la certeza de que con ella no se puede jugar, Rico responde rápidamente: “Es de quita y pon”, de aluminio y con un sistema con el que es fácilmente retirarla. El nivel de detalle es tal, que el fondo del escudo de Gol Sur está pintado con una purpurina especial para reproducir el efecto de movimiento que tiene.
Como no le falta un perejil, sobre la grada de Fondo están las banderas de los equipos de Primera, pero Juan Carlos Rico se ha tomado la licencia de hacerlas más andaluzas si cabe, incluyendo las enseñas de equipos como el Cádiz, el Córdoba, el Xerez o el Almería. Tampoco faltan las lonas con los títulos que coronan las gradas de los goles, y ya de paso ha creado otras con la publicidad de sus empresas, de la de su hermano y la de Tussam. Incluso tiene este pequeño estadio iluminación LED en focos. Una pasada.
Si el exterior es impresionante, el interior está lleno de detalles. Los goles están decorados con los tifos preferidos del autor, un asiduo acompañando al Sevilla en sus viajes por el continente. En las bandas, reproducciones digitales de la grada del Sánchez-Pizjuán, escaladas de manera que todos los espectadores aparezcan de similar tamaño. Todo lacado y protegido por metacrilato para que los golpes de las pelotas no lo deterioren.
Entre semejante despliegue, el terreno de juego no podía ser uno más de las casas de juego. De abajo a arriba, el césped está hecho de un panel fenólico, pintado en dos verdes simulando el corte de los jardineros, con una protección para que no se ralle y que puede ser sustituida cuando se deteriore. Los jugadores, pintados a mano hasta el detalle cada uno con caras distintas recordando a históricos del equipo. Se enfrentan, eso sí, el Sevilla FC ante el Sevilla Atlético -con su segunda equipación- para confirmarse como el futbolín más sevillista.
La obsesión por los detalles de su ideólogo y fabricante llega al punto de que todo el interior, el mecanismo del futbolín, está pintado en rojo y negro como las propias entrañas del Ramón Sánchez-Pizjuán.
Un trabajo, “salido de la patata”, con “millones de horas” puestas en él. Un valor incalculable de trabajo incansable, que para Juan Carlos Rico compensó al 200% cuando vio la cara de su hijo al recibir el presente. Padre e hijo, fabricante y propietario, que terminaron de celebrar el día viendo en familia un derbi. Sólo faltó la victoria, pero seguro que el destinatario del regalo no olvidará jamás uno de los días más sevillistas de su vida.