Vaso medio lleno, vaso medio vacío

Quien mire los números, porque valen, sobre todo en el fútbol, verá que el Betis tiene seis puntos, que lleva cuatro partidos sin perder pero que está lejos de arriba, donde debería estar. Quien no lo haga dirá que el Betis lleva menos puntos de los que tiene o que bien pudo haber perdido ante el Athletic si no llegan a expulsar a Susaeta. Los 'y si' no valen en el futbol. Los números, sí.

Y como valen, el 2-2 deja un punto agridulce en en el Betis. Porque lo vio perdido durante muchos minutos y porque no se llevó los tres por culpa de una parada de Unai Simón y un fallo de Sanabria. Un punto que supo a respiro y desilusión, un punto que ofrece dudas en el Betis y a Quique Setién. Un punto que deja ver que el Betis tiene capacidad de reacción. Como fuera, con uno más o con uno menos. Un punto que deja el vaso medio vacío o medio lleno. Como quieran verlo.

Un punto que supo a respiro y desilusión, un punto que ofrece dudas en el Betis y a Quique Setién. Un punto que deja ver que el Betis tiene capacidad de reacción

La agresividad del Athletic, bien entendida la palabra agresividad, dolió mucho al Betis. Pero no en las piernas, sino en los nervios. Una presión y unas ideas muy claras, cada uno sabía lo que tenía que hacer para formar un lío en Heliópolis. Y durante la primera media hora, hasta ese parón por el calor (¡¡¡vaya calor!!!), el Athletic se divirtió con y sin balón.

Porque este Athletic de Eduardo Berizzo, sin jugar en Europa, puede asustar a cualquiera. Lo hizo al Madrid y claro que podía asustar al Betis. Vaya si lo hizo. Un error de Junior al despejar con su pierna derecha propició un centro casi letal, porque no fue gol de primeras tras el cabezazo de Williams por unas manos prodigiosas de Pau López. El rechace del portero, o rechazo, como quieran decir, tras pasar por Raúl García, acabó otra vez en Williams. Y ahí sí que no perdonó.

Era pronto pero el Betis ya estaba mal. Y fue a peor durante muchos minutos. El juego de ataque moría en la muralla rojiblanca, con Sanabria de nuevo inoperante. Las conducciones de Canales y Lo Celso quedaban en nada, como los centros de Junior. Y el Athletic, que estaba a lo que estaba, siguió oliendo el veneno. Un fallo en el pase (¡esos pases!) de Canales cerca del área del Betis acabó en los pies de Raúl García. El jugador tendrá defectos, será guerrillero, un pejiguera, un incordio... pero es un futbolista como la copa de un pino. Su disparo desde la frontal fue imposible para Pau López.

El 0-2 ya empezó a provocar los primeros pitos, muchos de los cuales iban para Francis, nervioso en sus acciones. Y, como eran para Francis, se vio nervioso también a Setién, que tuvo unas palabras extrañas en un entrenador hacia algunos aficionados. También se vio nervioso a su segundo, que salió varias veces, o muchas veces, a corregir errores.

La jugada clave

Cómo sería el partido ofensivo del Betis que no fue hasta el minuto 43 cuando realizó su primer disparo. Aunque fuera a las nubes, pero Canales intentó probar. Luego Sidnei se convirtió en extremo para provocar la expulsión de Susaeta. Una acción que pudo cambiar el partido. Vaya si lo cambió.

Porque tras el descanso el Betis se dio cuenta de lo que había hecho. De lo mal que lo había hecho. Bien es cierto que ahora estaba con uno más sobre el césped y que el calor hizo mella en el Athletic, que ya no presionaba, El toque y toque tiene sentido si alguien tira, se llame como se llame. Lo hizo Bartra y encontró la inestimable ayuda de Unai Simón.

El 3-2 no llegó casi después del gol de Canales por una mano salvadora de Unai Simón tras un disparo de Loren. O con un remate de cabeza que falló solo Sanabria

La entrada de Tello por un agotado Junior dio mucho aire al Betis por la izquierda. Y cuando se une con su amigo Bartra sólo pueden salir cosas buenas. Bartra dio un pase genial, Tello controló, se giró y pasó a Canales. El ex de la Real hizo el resto para firmar el empate. Y el 3-2 no llegó ipso facto de milagro. Bueno, por la espectacular mano de Unai Simón tras un disparo de Loren.

Entre parones, cansancio y faltas, el Betis aflojó el ritmo, pero ahora sí con las ideas claras. Setién colocó a Joaquín de extremo y un centro del portuense no fue gol por un mal remate de Sanabria. Todo el estadio se llevó las manos a la cabeza.Ahí estuvo el triunfo del Betis. El de una remontada genial que se quedó al final en empate. Que cada uno vea el vaso como prefiera.