Con Lo Celso todo es más fácil

El Betis seguirá más tiempo en Europa. Ya está en los dieciseisavos de final, a falta de un partido. No debe considerarse como un exitazo, pero ahí está el Betis. El Olympiacos no es que sea un grande, pero ya está fuera, por poner un ejemplo cercano. Ahora deberá el Betis cerrar el primer puesto en Dudelange, le vale con hacer lo mismo que el Milan. Un triunfo que debe valer para crecer en LaLiga Santander. Porque lo que importa ya al Betis se llama Real Sociedad.

No será una final, como no lo era este partido ante el Olympiacos, pero casi. Quique Setién sabe que se juega mucho el domingo, las papas se cuecen en LaLiga Santander y en LaLiga Santander el Betis está muy mal. En Europa sí sonríe y tiene su mérito. Ahora el chip debe ser otro. Los mejores, otra vez al campo. Que no falte Lo Celso, que no falte Tello. Que no falten más los buenos cuando hay mucho en juego. Cuando el Betis debe ganar y ganar para estar arriba. Para que el año que viene los béticos puedan estar de nuevo viajando por Europa.

Pensaban muchos béticos en el estadio que el partido iba a ser fácil, de goleada. Porque, digo yo también, alguna vez el Betis ganará fácil, de goleada. Pero no, aunque lo pareciera. Una primera parte rara, con dominio bético, varias ocasiones y un nerviosismo peligroso cuando el Olympiacos se asomaba por el área de Joel. Un obús de Camara fue un aviso, pero el partido estaba para el Betis.

Porque con Lo Celso todo es más fácil. El que tenga dudas, balones a Lo Celso. Ya inventará algo, seguro que invento. El argentino provocó una falta que acabó en penalti por manos de Cissé. Sergio León agarró el balón, pidió a todo el que se acercó que era él el elegido... pero Sá sacó una mano, doble por el rechace, que demostró el momento de presión del cordobés. Necesitaba quitarse la mochila llena de piedras con ese penalti y al final cogió más peso.

Ese fallo achicó al Betis unos minutos y no se puso perdiendo de milagro. Un milagro fue ese cabezazo de Bouchalakis que rozó el poste izquierdo. Por lo que se vio, parecía más fácil marcar que fallar. Para el bien del Betis, el griego falló. Y ahí aparecieron los primeros pitos, tímidos eso sí, porque el Olympiacos se apoderó del balón y el Betis empezó a sufrir. Fue poco, pero valió a los locales para darse cuenta de lo que había en juego.

Y otra vez por Lo Celso, el Betis creó peligro. Sanabria asistió a Canales y el cántabro, que sí sabe tirar bien (y marcar) desde fuera del área, puso el balón imposible para Sá. El Villamarín celebró el gol como si fuera un partido definitivo, Setién saltó como un día de los grandes. Ese 1-0 era gloria, aunque tuvo más valor cuando Mandi sacó sobre la línea de gol un remate de Fortounis.

Partido controlado

Cómo estaría la grada que hasta aplaudió un pelotazo de Sidnei cuando ya no entraba un pase más en la defensa. Un balón en largo, que llaman algunos, que casi crea una jugada de peligro. Luego la tuvo otra vez Sergio León, pero su disparo se fue arriba.

Desde Milán llegaban noticias buenas, aunque luego quedó en nada. El Dudelange iba ganando 1-2 y el Betis era primero de grupo. Luego llegó la goleada rossonera para evitar la doble alegría en Heliópolis, porque ya para entonces, a pesar del exiguo resultado, el Betis esta muy tranquilo. Y lo pudo estar aún más de no mandar Sanabria un disparo al larguero.

Entre ovaciones a los sustituidos y por un regate espectacular de Canales, el partido se murió apagando. Bueno, cuando el balón llegaba a los pies de Lo Celso la historia cambiaba. ¡Vaya pelotero tiene el Betis! Y para que los béticos vean mucho tiempo a Lo Celso, el primer paso está dando. El Betis seguirá un rato más en Europa. Si lo hace como primero, mucho mejor. Con relativa tranquilidad, pero que no vaya nadie de vacaciones a Dudelange.