Carlos Fernández: el niño que miraba a Kanouté
No hay un solo rincón de la admirada ciudad deportiva del Sevilla que no se conozca Carlos Fernández Luna. El delantero hispalense se ha llevado toda una vida pasando junto al cartel de entrada al recinto, ese en el que se avisa de que allí "se forman campeones del mundo". Mirando a Jesús Navas, Carlos Marchena y Sergio Ramos, junto a Antonio Puerta. Carlos ha pasado por todos los equipos de los escalafones inferiores del Sevilla, sin saltarse un solo peldaño de esa escalera que todos los niños imaginan cuando cierran los ojos.
Carlos se forjó de niño mirando y aprendiendo de dos ilustres como Kanouté y Luis Fabiano. Su sueño estaba a unos pocos metros. A sus 24 años, Carlos llega a la Real Sociedad curtido en mil batallas de veterano. Asomó la cabeza en la élite hace ya bastante tiempo. Fue en 2013, con Unai Emery de entrenador sevillista. Hizo un curso intensivo en aquel Sevilla Atlético que compitió más que dignamente en la Segunda División. Mientras, se entrenaba con jugadores de la talla de Carlos Bacca, Kevin Gameiro, Iago Aspas, Ciro Immobile o Fernando Llorente, entre otros.
Carlos Fernández, curtido en mil batallas
De todos fue aprendiendo virtudes, sobre todo mentales. Carlos ha madurado en todos estos años a una velocidad de vértigo. Y no sólo a base de azúcar, sino de palos. El cruzado anterior y el menisco. Dos operaciones casi seguidas entre 2016 y 2018 que para muchos es una losa insalvable en ese momento tan crucial de despegue hacia la élite. No se rindió jamás, exprimiendo le lema sevillista. Entonces llegó el penúltimo paso para todo canterano que se precie: hacer la mili. Eso, en el fútbol, significa el préstamo a otro equipo en busca de minutos.
Primero fue el Deportivo, en Segunda. Ni el club gallego ni el Sevilla se equivocaron con aquella cesión: 10 goles y tres asistencias en 28 partidos, incluida la fase de ascenso. Después hubo de dar un paso más: el Granada. Allí le esperaba un viejo conocido, Diego Martínez. Con el técnico gallego se curtió en la categoría de plata con el filial sevillista. Pero ahora tocaba la élite. Y ahí explotó Carlos: 40 partidos en los que anotó 14 goles y dio otros cuatro.
Carlos Fernández son 185 centímetros esculpidos desde benjamines en la Carretera de Utrera. Una cabeza mejor amueblada que la mayoría de jugadores. Es también un físico que ha crecido a la par que su madurez. No hay mal que por bien no venga: aquella fatídica lesión le hizo conocer mejor su cuerpo y prepararlo para la élite. Carlos es una zurda de talento y visión de juego. Otra más para una Real Sociedad cuyo estilo le viene como anillo al dedo.
En la Real te cuidaremos y valoraremos como te mereces, Carlos.
En la Real te cuidaremos y valoraremos como te mereces, Carlos.
C. Fernández es ya historia, de nada sirve ahora noticias de esta índole.