A Pellegrini no le gusta el Brexit
La trayectoria deportiva del Real Betis en las últimas temporadas ha establecido su particular Brexit con Europa. Pero a Pellegrini no le gusta esa ruptura. El chileno, ingeniero y patrón, se ha asido con fuerza al timón de la nave bética y quiere volver a recuperar los lazos con el viejo continente. Con un trabajado triunfo, por Cádiz, la puerta de Europa, se mete el cuadro verdiblanco aún más de lleno en la lucha por los puestos continentales, prolongando la exitosa inercia de 2021.
Este nuevo Real Betis sigue surcando los mares de LaLiga Santander majestuoso, apenas sin mácula, y este domingo logró que sus velas cogieran el impulso del viento de levante gaditano para dar un paso más hacia un objetivo impensable a inicios de temporada. Definitivamente, este Betis pisa fuerte y parece no tener techo. En el Día de Andalucía, invitó a los béticos a levantarse, a pedir Europa y libertad para soñar, a estar orgullosos de sus colores, los mismos de la bandera andaluza.
Aun con Carranza mudo por la pandemia, el calendario de LaLiga Santander tributó un pequeño homenaje a la tierra andaluza con un duelo regional que ya se echaba de menos en la máxima competición. No tuvieron el mismo detalle los dos equipos con el fútbol en un partido tan competido como aburrido.
El dominio fáctico del Real Betis echó en falta mayor velocidad de toque e inquietudes entre líneas ante un Cádiz CF que sabe a lo que juega. Y cuando lo interpreta como quiere su técnico, lo borda. Los de Cervera tampoco rentabilizaron los pocos despistes de la zaga o la defensa en transición del cuadro bético. Este Real Betis concede mucho menos y, cuando ocurre, tiene bajo la portería a un resucitado Joel. Entretenidos en no negociar la lucha, condenaron al aficionado a la siesta.
El muro de la bahía gaditana
El plan A de Pellegrini se topó con un muro en la bahía gaditana. El chileno tocó algunas teclas tras el descanso para dinamitar el hormigón armado del planteamiento rival. El efecto no resultó precisamente demoledor y estaba claro que sólo un error ajeno cambiaría el signo del partido.
Aparte de devolverle el espíritu al Betis y convencerlo de una idea de juego, Pellegrini también ha logrado que su equipo sea capaz de adaptarse. Igualó en todo momento la intensidad que requería la cita y evitó facilitar disgustos a un rival. Y, entretanto, hizo lo mismo del de enfrente: tener paciencia por si llegaba el error ajeno.
Y llegó. Cuando parecía que el empate se impondría como mal menor, Juanmi aprovechó su velocidad para adelantarse a su marca y poner al Betis aún más cerca del sueño, con la tranquilidad de que ese sueño está legitimado por un equipo, ahora sí, con mayúsculas.