Fekir y el VAR manchan el plan de Pellegrini
Fekir y el VAR, ese enemigo acérrimo del Real Betis esta temporada, mancharon el plan de Pellegrini ante el Athletic Club. La oportunidad de abrazar con más cariño aún la clasificación europea se esfumó por una imprudencia del francés que condenó a su equipo a jugar demasiado tiempo con diez. ¿Que el árbitro no la pitó en principio? En efecto. ¿Que Fekir no iba con la intención de dar un plantillazo canallesco? Probablemente. ¿Que es tarjeta naranja tirando a rojiza? Por supuesto.
Y eso es, por este orden, una tontería que Fekir debió evitar y una concesión excesiva para un rival que venía tocado por las derrotas coperas y con bajas como para haber tenido que convocar a Goikoetxea pero que si destaca por algo es por su físico. A partir de ahí, el plan se desdibujó y el cuadro bético bastante hizo con aguantar el tirón e incluso haber contado con oportunidades para ganar. Hace cuatro partidos que no gana, sí, pero tampoco pierde. Sin ser mucho, desde luego no es para tirarse de un puente, sobre todo cuando las esperanzas de estar en Europa se mantienen.
La temprana expulsión de Fekir desvirtuó en gran medida el plan de Pellegrini. El milagro del Ingeniero con este Real Betis, inquietante en la primera vuelta y para sacarlo a hombros desde enero, se había desvanecido un poco con los tres últimos empates, pero enfrente tenía este miércoles a un león herido. Bueno, un ‘leoncito’ con sus garras afeitadas por las muchas bajas.
El Betis se quedó sin lo que más le gusta: tener el balón
Pero la temeridad de Fekir castigada por el VAR privó al Betis de lo que más le gusta: tener el balón. Con uno menos y sin precisamente el que mejor lo aguanta, la cosa se ponía mucho más incierta. El cuadro verdiblanco parecía un niño al que le han quitado la Nocilla para darle de merendar un puerro.
Sin la pelota, el Real Betis de Pellegrini se entristece, aunque al menos el chileno ha logrado que no se tire al suelo a llorar. Aguantó el resto de la primera parte como pudo los gañafones de un Athletic Club venido arriba por la superioridad numérica y compitió, algo que antes se le iba de la cabeza ante cualquier infortunio.
Y no sólo no se resignó ante las adversidades, sino que volvió del vestuario con el colmillo afilado, como si fuera el Athletic Club el que jugara con diez. Habría que escuchar en directo el verbo de Pellegrini para saber cómo narices convence a los suyos. El empuje del Real Betis incluso encontró el premio del gol, invalidado por el VAR. La deliberación duró poco menos que un verano, aunque puede considerarse justa por milímetros.
Se ve que lo que el VAR te quita no necesariamente te lo devuelve. A pesar de ello, e conjunto bético se fue comiendo poco a poco, a base de garra y solidez, a un Athletic que metía menos miedo que la Superliga de Florentino. Y las dos ocasiones reales que tuvo hasta ese momento las desbarató Claudio Bravo, un portero de verdad, aunque tenga más años que una cancela, y que con los pies le da otra dimensión al juego de su equipo.
El empuje bético se fue desvaneciendo
No obstante, jugar con diez casi todo el partido cansa tela y el empuje del Betis se fue desvaneciendo hasta el punto de que los de Marcelino tuvieron la posibilidad de llevarse el triunfo en las postrimerías. Entre el larguero y de nuevo las portentosas intervenciones del guardameta chileno esas ocasiones perecieron, como lo hizo la última de que dispuso Lainez. Quizá hubiera sido un premio excesivo al partido, pero no al esfuerzo de un grupo que ya no gana pero tampoco pierde.
La clasificación europea será o seró, pero de lo que no cabe duda es de que Pellegrini ha revertido el signo de este proyecto. Y, lo que es mucho más importante, ha devuelto a los béticos la ilusión y les ha restañado el orgullo pisoteado demasiadas veces en los últimos tiempos.