Cumpleaños infeliz

¿Se habría empatado este partido con Jules Koundé? Pues hay tiempo para reflexionar sobre ello, porque el gol del Elche CF llegó en un desajuste defensivo que pocas veces han ocurrido desde que Julen Lopetegui es el entrenador del Sevilla FC. Lo cierto es que el francés estaba en su casa, muy lejos del área del Martínez Valero donde debía estar, esperando a ver qué sucede con su futuro, amargándole el cumpleaños a su entrenador en un partido que comenzó con ciertas dudas y desajustes defensivos que provocaron un mazazo que hizo remar a contracorriente demasiado pronto.

Uno de esos que, con todos los titularísimos, con el cacareado pasillo de seguridad, no suelen recibirse. El Sevilla se va al parón con siete puntos, sin perder y siendo superior en todos sus partidos, pero de nuevo con la sensación de que en un campo como el Martínez Valero no se pueden escapar puntos. ¿No recuerdan los tres del año pasado que le dejaron en desventaja en una pelea por el título en la que al final se metió? También se marcha con la desazón de no conocer qué va a pasar con la plantilla a cuatro días de que expire el plazo. Una última pregunta, ¿cuándo va a acabar el fútbol con esta estupidez de tener abierto el mercado mientras se compite al máximo nivel?

No hubo demasiadas sorpresas en el once de Lopetegui. Rákitic entró por el Papu tras sus buenos minutos en Getafe y Rekik suplió al ‘rebelde’ Koundé. Esto sí provocó un cambio en la manera de defender del Sevilla, pues Diego Carlos pasó al perfil derecho para dejar al holandés su lado natural. Y el equipo pronto mostró que todavía le falta para aclimatarse a ese cambio y que, si finalmente Koundé se marcha, Monchi deberá hilar fino en el sustituto que apuntale el gran pilar de este equipo ganador.

No obstante, el Sevilla salió al partido con ganas de mandar y Óscar se encontró con el poste de la meta de Casilla en el minuto 3. Pero el animoso Elche, que había hecho dos buenos encuentros hasta ahora, se repuso y se adelantó en el minuto 10 después de que Bono sacara dos magníficas manos. No pudo el marroquí, aunque estuvo a punto, evitar el gol de Enzo Roco. Navas no estaba, Diego Carlos salió demasiado y Rekik se quedó en tierra de nadie, así que el central, solísimo, adelantó a los franjiverdes. Koundé quizás estuviera viéndolo por televisión.

El Elche no había marcado un gol hasta entonces en LaLiga Santander, el Sevilla no había recibido. Cómodos unos, porque la situación es la ideal para su forma de jugar, e incómodos los otros viéndose por detrás, los locales soltaban contras peligrosas con avisos de Benedetto y Boyé. Todo hasta que el equipo que vestía de negro se hizo dueño y señor del balón, coincidiendo con el incremento de las ayudas defensivas de ese magnífico jugador en todos los aspectos que es Fernando.

Todo el peligro era cosa de Youssef En-Nesyri, avisando de cabeza, con desmarques, mucha movilidad y ayudas defensivas. A cinco minutos del intermedio, el marroquí encendió los motores y volvió a sacar a volar la nave de ‘En-Nesyri Airlines’ para hacer el tanto del empate en una jugada de estrategia perfectamente ejecutada, a pesar de las protestas ilicitanas por una posible falta de Rekik sobre Pere Milla.

A cinco minutos del intermedio, el marroquí encendió los motores y volvió a sacar a volar la nave de ‘En-Nesyri Airlines’.

Como hace una semana en el Coliseum, Lopetegui mandó al equipo con la charla del vestuario y también con la gestión del banquillo, aunque antes de hacer cambios En-Nesyri estuvo a punto de cazar un centro brutal por la izquierda de Acuña, por quien pasaba casi todo el peso del ataque ante la inoperatividad de la banda derecha.

A la hora de partido se tocó a rebato desde el banquillo. Erik Lamela, Papu Gómez y Rafa Mir al campo y una especie de 4-2-4, con dos jugadores de la categoría de Fernando y Delaney -que debutó en el 68’ sustituyendo a Jordán- sosteniendo el centro del campo, para ir encajonando poco a poco a base de calidad y recursos a un Elche que ya casi había dimitido del ataque, especialmente desde que Escribá doblaba de laterales la banda por la que campaba a sus anchas Acuña.

Los ilicitanos apenas podían con las calzonas y se encomendaban a la Virgen de la Asunción o a que un despeje se convirtiera en un pase orientado que lanzara un contragolpe. Sin embargo, el Sevilla con tanto elemento ofensivo se sumió en el caos, hasta el punto de que Lopetegui acabó por enmendar su idea metiendo a Idrissi y sacando a En-Nesyri para volver a ordenar al equipo.

Sin el marroquí, el mejor de los 22, perdió pólvora y opciones y el marcador no volvería a moverse. Y casi tampoco el casillero de ocasiones sevillistas. El Sevilla suma, sigue, para y toca ver qué sucede en tres días que serán clave para el futuro. Siete de nueve, pero la sensación de otra oportunidad perdida. No hay más preguntas, señoría.