Tres santos, tres letras, once barras y cien años

Dicen extramuros que una de las características más llamativas de los sevillistas es que son muy del Sevilla. Extremadamente del Sevilla. Apenas los hay con segundo equipo o que se esmeren en buscar éxito en el marketing popular. Sevilla y nada más. Y dicen los sevillistas que es que a ellos no les late el corazón, sino un escudo. Concretamente el que esta semana cumplirá cien años de vida, el del Sevilla FC.

Una de las mejores formas de conocer la idiosincrasia de un colectivo, en este caso un club de fútbol, es hablar con su gente, leer su historia y observar sus símbolos. El más importante de todos es el escudo. La insignia por excelencia de un equipo que, en el caso del Sevilla, se hace centenario este sábado 16 de octubre de 2021.

El escudo actual fue obra de Pablo Rodríguez Blanco en 1921. Una elección convincente que vino a sustituir al que portaba hasta entonces el club hispalense: un círculo con las letras S, F y C entrelazadas en su interior. El cambio vino a respetar ese pasado, pues dichas iniciales pervivieron en el cuarto izquierdo del escudo, y a mostrar el orgullo de la entidad por su notable vinculación con la ciudad de Sevilla.

Nos lo explican a ElDesmarque Carlos Romero, historiador del club de Nervión, y Manuel García, Catedrático de Historia de la Universidad de Sevilla. "Llegó un momento, hace cien años, en el que se entendió que dada la dimensión del club había que lucir un escudo más representativo de la ciudad", indica el primero en referencia a su autor. Lo hace junto al boceto original de Rodríguez Blanco.

"La presencia de la ciudad de Sevilla es notable en el escudo: San Fernando, San Isidoro y San Leandro, el propio nombre de Sevilla y los colores de la ciudad, que son el blanco y el rojo, como el pendón que portaba San Fernando cuando la conquistó", analiza Manuel García delante del imponente mosaico exterior del Sánchez-Pizjuán. "El Sevilla siempre ha estado muy presente en las instituciones más importantes de la ciudad", añade.

El Sevilla rezuma historia por todos lados. Mantiene con orgullo un legendario estadio construido con el esfuerzo de sus propios hinchas ('rara avis' en España) y un escudo que ha permanecido imperturbable durante un siglo. Tan sólo una pequeña modificación se produjo en los años 80. "Fue Santiago del Campo, autor del mosaico de Preferencia, quien cambió de color las letras entrelazadas en el cuarto izquierdo. Hasta entonces eran rojas y pasaron a ser negras para que tuviera mayor visibilidad desde lejos", explica Carlos Romero.

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— Sevilla Fútbol Club (@SevillaFC) June 30, 2016

Lo cierto es que dicho mosaico viene a ser el escudo más grande que se ha hecho del Sevilla y sirve no sólo de atracción para los cientos de turistas que cada día acuden a fotografiarlo, sino como referencia inequívoca de cómo debe ser reproducido el escudo oficial sevillista. Borde cobrizo, los tres santos bien definidos, el balón en el centro, once barras blancas y rojas y las iniciales de Sevilla Football Club entrelazadas.

Otro de los lemas del Sevilla es que sólo hay tres cosas intocables y que permanecen por encima del resto: el escudo, la bandera y la afición. Las tres, como el propio club, son ya centenarias, orgullo de una ciudad milenaria que impregna cada milímetro de todo aquello que tiene que ver con el Sevilla desde sus orígenes en el siglo XIX. Más de 120 años de resistencia frente a la tiranía, reivindicación ante el desprecio y orgullo y gloria contra la colonización del sur de España. Cuando alguien reúna fuerzas para atacar al Sevilla, que sepa que tendrá que derribar un escudo que jamás exhibió una sola grieta desde 1921. Desde hace justo cien años.