El Submarino abre otra brecha en el casco granota

Otro día en la oficina (2-1) para el Levante UD. Y no porque antes del pitido inicial del colegiado hubiese que dar por descontada la victoria del Villarreal, sino porque después, conforme avanzaban los minutos, quedaba claro que, de nuevo, no era el día del conjunto granota y que podía producirse una sangría, sobre todo por el fútbol desplegado por los amarillos en el primer tiempo que por muchos momentos se veían incapaces de contrarrestar o atajar al menos los de Muñiz. Trigueros, de penalti, y Cherysev materializaron el triunfo del Submarino mientras que el resultado lo maquilló también desde los 11 metros Roger, en su regreso al césped tras muchos meses. Otra derrota del Levante UD, en honor a la verdad en una de sus salidas más difíciles. Pero como todo lo que le queda a los azulgranas en adelante.

Sin llegar a ser un ciclón, el Villarreal estuvo muy cerca de llevarse por delante los cimientos del Levante y de endosarle una buena goleada en unos primeros 25 minutos de encuentro en los que el conjunto granota no sabía ni por dónde le venían los golpes. En el inicio, parecía que los visitantes podían sujetar bien a los amarillos pero enseguida se vio que entre Manu Trigueros y, sobre todo, Samu Castillejo, podían hacer saltar fácilmente las costuras del traje tejido por Juan Ramón López Muñiz, si bien la primera gran ocasión a favor de los locales llegaría tras un saque de esquina. El encargado de cabecear fue Rodri y, sin ninguna oposición, se tuvo que conformar con rozar el gol.
El asedio del Submarino, que empezaba a salir a flote y lo hacía con toda su artillería bien afinada, no había hecho más que empezar. Y es que, hasta que Oier Olazabal recogió la pelota del fondo de sus mallas, el balón golpeó no una ni dos sino tres veces en la madera. Y las dos primeras veces en la misma acción. Bonera se saltó varias líneas del Levante con un buen pase a la frontal a Enes Ünal. El turco disparó sin pensárselo y, con fortuna, golpeó en un defensa tal que la pelota salió mordida y despedida hacia el larguero. Botó, volvió a golpear en el travesaño y, con todo, Cheryshev entró con la testa pero intervino milagroso Oier para evitar el tanto. Poco después, Samu Castillejo recibió en el perfil derecho y, con una finta fantástica, se giró para soltar un zurdazo que otra vez hizo chasquear la portería azulgrana, esta vez estrellándose en el poste derecho.
Con todo, se antojaba un auténtico milagro que el Levante no hubiese encajado ya al menos una diana, por mucho que Coke se llevase de rebote el balón tras conducirla Morales hasta su posición y disparase por encima de Asenjo. Era sólo un kit-kat dentro del contexto de acoso y derribo del Villarreal, que tenía en Samu Castillejo a su particular cuchillo en margarina (ójala hubiese sido mantequilla) azulgrana. El malagueño se encargó de provocar el penalti en un claro derribo de Oier cuando había conseguido marcharse del arquero con un recorte. Era el minuto 25 cuando Manu Trigueros superaba al irundarra con una potente ejecución por el centro de la portería.

El Levante, como el que no se acuerda de Santa Bárbara hasta que truena, no reaccionó hasta que no encajó el primer golpe por parte del Villarreal. Los granotas se despojaron del traje de Globetrotters y empezaron a practicar un juego más directo, es decir, lo que les ha estado reclamando Muñiz en los últimos días. Y, a la espera de los delanteros, los intentos llegaban desde la segunda línea. Y la tercera. En el 34', Postigo se arqueó para practicar una difícil volea tras un rechace y su potente chut cogió la trayectoria hacia las manos de Asenjo. Y minutos más tarde, Jefferson Lerma se adelantaba tras un mal despeje de Bonera pero no tuvo serenidad y le pegó muy mal con el empeine para enviarla fuera.
La mejor noticia para los azulgranas era que se marchaban al descanso sólo un gol por debajo del Villarreal, que ya era más de lo que se podía pedir visto lo visto. Pero, lejos de prolongar la sensación de reacción, el Levante volvió a irse a la lona y lo más cruel es que el responsable del derribo fue uno de los futbolistas que hasta hace poco jugaban en el Ciutat de València. Enes Ünal le cogió la espalda a Antonio Luna tras un buenísimo envío de Mario Gaspar, cabalgó y, muy generoso, se la regaló a Cheryshev al segundo palo para que el ruso únicamente tuviese que empujar el esférico hacia la red. De gris oscuro a casi negro se le ponía al equipo de Orriols.
Se antojaba tarde pero es que el segundo tanto cambiaba mucho el panorama y Muñiz dio entrada rápidamente a Ivi López, el único futbolista diferente del Levante en la segunda mitad. Con sus recortes, a veces buenos y otras tantas excesivos, logró poner en guardia a la zaga del Villarreal aunque siendo sinceros sin demasiados sobresaltos. En el 83', el atacante madrileño se revolvió en el área y soltó la derecha, encontrando una buena reacción por parte de Asenjo, aunque mucho mejor fue la que protagonizó Oier minutos antes tras un buen libre directo lanzado por Enes Ünal. El turco la colocó ajustada al poste izquierdo y el cancerbero vasco voló para evitar la goleada.
En el descuento, Doukouré cabeceó un córner y Trigueros evitó que el cuero se colase en la portería local. No había tiempo suficiente para el milagro así que apenas hubo sobresaltos en los castellonenses ni lamentos en la parte granota. Ni siquiera cuando Boateng, no a lo Globetrotter pero sí a lo Dominique Wilkins, salió despedido por un 'empujón' por detrás de Bonera y el colegiado señaló pena máxima. Al menos dio tiempo para ver el retorno de Roger Martí tras superar su grave lesión y para que marcase. El 'Pistolero' fue el encargado de maquillar el resultado y de convertir desde los 11 metros. Pura cosmética cuando el Villarreal le había lavado la cara a los de Muñiz.