Brindis al gol

La falta de efectividad, que condenó al Real Valladolid al ostracismo goleador durante jornadas y jornadas, se rompió en Zorrilla frente a un Tenerife que se resistió a dar el partido por perdido pese jugar con diez jugadores gran parte del encuentro. El Real Valladolid se acerca a los mejores.
El arranque postuló como candidatos al triunfo a ambos equipos. Un Tenerife vertical, insistiendo con el Choco Lozano; el Real Valladolid en avance horizontal, más pausado y algo bloqueado al alcanzar el borde del área rival. El primer intento fue de Óscar, rechazado por su excompañero Dani Hernández, algo dubitativo y examinado por Zorrilla, que le recibió con indiferencia pero ganas de que no tuviese una buena tarde. Paró las fáciles, que no siempre lo ha hecho...

Superado el minuto 10, el Pucela sobaba y el Tenerife aguardaba, con los riesgos que esto suponía. Avisó el Choco, intercambiándose constantemente con Omar, más apagado. Aurtenetxe probó a balón parado, amparado por Cordero Vega, que señaló una faltita que el de Amorebieta envió alta. El Pucela respondió de forma inmediata con un centro de Juan Villar, siempre Juan Villar, que cabeceó Alejandro Alfaro sin encontrar portería. 

El equipo se desata

La clara ocasión de Alfaro precedió a un gol anulado a Villar. El espacio aéreo de Zorrilla se pobló con el Real Valladolid cómodo poniendo balones a ese punto donde el portero duda y la defensa se incomoda. La conexión de Albacete, Mario Hermoso-Juan Villar, se repitió con éxito. Pero el andaluz estaba en fuera de juego y el tanto no subió al marcador. El Pucela ni se molestó en lamentarse. El trabajo de Rodri Ríos tuvo premio cuando, tras tirar un buen desmarque, fue derribado por Alberto Jiménez, excedido en la acción, y que vio la roja directa. La acción supuso medio gol. El otro medio lo puso Óscar González, que no dio opciones a Dani.
Acto seguido, y sin tiempo para asumir la ventaja, un pase magistral de André Leao lo hizo majestuoso Juan Villar, que cruzó el balón y colocó el 2-0 para satisfacción de los pocos socios y menos invitados presentes en Zorrilla. 

Libertad al Choco

Hasta el descanso, el Real Valladolid no aprovechó la superioridad numérica. De hecho, generó menos y dio un paso atrás. Los movimientos de Lozano atareaban a Juanpe y Marcelo Silva. Más que un incordio. El Choco metió al Tenerife de lleno en el partido con un meritorio control que despistó a la zaga blanquivioleta, espectadora de lujo del gol del hondureño, que batió a Kepa. Hasta el descanso, solo una ocasión de Alfaro animó a Zorrilla, que dudaba al descanso de que hubiese garantías de victoria pese a tener ventaja numérica y goleadora.

Alfaro lo ronda, Kepa lo evita

La segunda parte comenzó como el partido. El Pucela inclinaba el campo a su favor buscando el tercero. Se le resistía, especialmente a Alejandro Alfaro, que siempre estaba donde había que estar, pero que definía asegurando portería sin complicar a Dani Hernández. Sin embargo, el dominio abría espacios para un Tenerife hipotecado al show del Choco Lozano, de lo mejor que ha pasado por Zorrilla en la presente temporada. Aunque fue Suso Santana el que alertó de que el Tenerife no estaba muerto. Kepa hizo de bombero. Apagó el fuego y puso la sirena. La historia se repitió por segunda vez poco después, aunque el palo izquierdo de la portería blanquivioleta fue la manguera. No había tregua.
El trabajo también se le acumulaba a Dani, pero las intentonas del Real Valladolid eran demasiado inocentes. Faltaba un golpeo de calidad, una definición que sentenciase. 

Otra vez Villar

Y cuando la incertidumbre se apoderaba de Zorrilla ante la posibilidad de que el Tenerife rascase algo en el tramo final, Juan Villar enchufó un balón desde unos 14 metros y batió al portero venezolano. Portugal dosificó a Alfaro y Rubio, dando entrada a Guzmán y Tiba y el pacense respondió sumando el cuarto a la cuenta del equipo, remachando al Tenerife, y asegurando tres puntos que meten en la pomada de la Liga Adelante al Real Valladolid.