Caminando a Segunda B
-
Alberto López: "El cómputo del partido no ha estado mal"
-
Fotogalería del partido:"Otro desastre, en imágenes"
-
La narración: "Así vivimos, en directo, el Alavés-Real Valladolid"
El egoísmo al que el último técnico del Real Valladolid aludió en su presentación dilapidó la mínima opción que al equipo se le planteó de sumar un punto y ganar tranquilidad para evitar una catástrofe que cada vez está más cerca. 90 minutos tirados por la borda en una de las últimas jugadas del encuentro. La supervivencia del club está en juego pero alguno parece no querer entenderlo. O si lo entiende, no lo interesa.
Alberto pretendió devolver a Bordalás las patadas de la temporada pasada en Santo Domingo. Hubo dureza y el Real Valladolid no se cortó. Fue un aviso durante los primeros minutos, ante un concesivo Alberola Rojas inyectado de la doctrina Mateu. Dejó jugar, favoreciendo la vistosidad y el ritmo a un partido sucio y que solo se interrumpió por cabezazos, choques o patadas. Borja estuvo en casi todos los fregaos, pero resistió ante la compañía fantasmal de Leao, que pasó de su habitual omnipresencia a la invisibilidad. Un paso más adelante estaba Tiba, intentando hilar con un Roger que pereció en soledad en las pocas jugadas ofensivas de los de Alberto.
El Alavés fue mejor y multiplicó sus ocasiones con el paso de las minutos. Las tímidas intentonas blanquivioleta dejaron un vergonzoso tiro de Tiba y un blando remate de cabeza de Juan Villar. La resistencia la oponía Kepa Arrizabalaga, que frenó el vendaval blanquiazul hasta desesperar a Gaizka Toquero, que a su vez hizo naufragar a Moyano, y compañía. Bordalás se desgañitaba ante todo lo fallado.
La primera tras una gran jugada de Kiko Femenía, más tarde una para Juli después de un balón largo de Carpio a Toquero y, la más clara, un rechazo de una falta que le cayó franco a Toquero y que envió por encima de la portería del Real Valladolid. Poco antes del descanso, un disparo lejano de Juli que buscó la escuadra izquierda obligó a Kepa a palomitear y de nuevo evitar el primero del Glorioso. El Pucela salía vivo de una primera parte de claro dominio local, pero con mejores sensaciones que en anteriores partidos donde el equipo había estado totalmente sometido al rival. Al descanso, si había un favorito para llevarse los tres puntos, eran los vitorianos.
El segundo acto siguió por los mismos derroteros. Incluso con más dominio de los locales. El Real Valladolid no pisó área rival hasta el minuto 60. Fue en una buena intentona individual de Mojica, que probó a Pacheco y rascó un córner que el colombiano terminaría regalando sin encontrar rematador. Lo que Mojica te da, Mojica te lo quita, te lo vuelve a dar y te lo vuelve a quitar. Por partes. Primero, Bordalás movió ficha y metió a Manu Barreiro.
Sin tiempo para replantear el encuentro, un centro de Dani Pacheco le llegó al segundo palo a Juli que, con templanza y ante la mirada inoperante del colombiano, clavó un pase a Barreiro que enjauló en la portería de Kepa en dudosa posición. Alberto respondió con la salida de Óscar González, relevando a un batallador y amonestado Borja Fernández. A la siguiente jugada, una cabalgada de Mojica acabó en un defectuoso centro que favoreció a Roger. El delantero miró a los ojos a Pachecho y le batió por arriba para poner el empate en el marcador a poco más de quince minutos para el final.
La presencia de Óscar cambió la cara por completo al Real Valladolid. Parecía otro equipo, con transiciones niveladas y de buen gusto. Así, el segundo pudo llegar en un remate de cabeza de Roger que exigió a Pacheco. Sin embargo, la contra del Alavés pilló lamentándose al Real Valladolid. Hermoso falló y Mojica se desinteresó de la jugada, el partido y la temporada caminando mientras Juli se dejaba la piel por evitar que se fue por la línea de fondo. Llegó, la centró y Sergio Llamas marcó y le dio la victoria al Alavés.