Una dura montaña rusa
Tras un primer año en Valladolid muy duro, con una obligada salida en el mercado invernal, Luismi Sánchez afrontaba su segunda temporada en Valladolid con dudas. Parecía estar en el alambre hasta que Luis César Sampedro confirmó que contaba con él y que iba a tener un puesto principal, aquél que le dio en toda su etapa en el banquillo del Nuevo Estadio José Zorrilla.
La unión de Luismi y Borja Fernández fue capital y determinante en los 38 partidos oficiales del entrenador gallego. Nunca llegó a convencer el rendimiento de ambos juntos, pero Sampedro no dudó ni de uno ni de otro, y no fue sencillo. Borja, siempre mirado con lupa, hacía pareja con un jugador que llegó a acumular siete partidos de sanción en las primeras 28 jornadas ligueras.
El contenido sancionador de sus primeros meses de temporada marcaron en gran parte el rendimiento de un futbolista que fue de más a menos a nivel global en la temporada, pero que, en resumen, vivió un constante montaña rusa. Elogiado y criticado; criticado y elogiado. Luismi intentó ser regular pero el rendimiento no lo fue. Pese a ello, los 2.356 minutos disputados definen a un jugador importante para el equipo y para el éxito.
De la renovación a la lesión
Creó una base y potenció la construcción de una identidad en el equipo. Esos rasgos le hacen merecer un elogio sobre un ascenso en el que no participó como él hubiera querido. Tres partidos en la etapa de Sergio se cerraron con una dura lesión en el empate (1-1) ante el Cádiz CF. En aquel duelo, Luismi se despedía de la temporada pero con un rol inimaginable un año antes.
Meses antes de aquella lesión, Luismi había renovado su contrato con el Real Valladolid. Su rendimiento en aquel momento, su perfil y la previsión de futuro sobre él ofrecieron una oportunidad de ampliar el contrato que marcó muchos de los detalles que ejemplifican qué camino quería llevar este Real Valladolid, aquél en el que fue básico pero que le perdió para el tramo decisivo de la temporada.
Nota - 7 (Notable)
El buen inicio de temporada, en el que fue determinante para los esquemas de Luis César Sampedro, llegó a anular el lastre que las sanciones llegaron a producir. Era determinante para el juego y su rendimiento cumplía muchas de las pretensiones de Sampedro.
Esa etapa con el entrenador gallego, en la que marcó dos goles determinantes, le lleva a disfrutar de una buena evaluación de una temporada en la que no pudo competir en los últimos nueve partidos.