Incompleta reacción

Cerrar la jornada tiene ciertas ventajas pero, también, algunos problemas. En esta ocasión, y para la decimocuarta jornada de LaLiga Santander, el Real Valladolid recibía al Sevilla FC con la fuerza de saber que todo lo que consiguiera era positivo. Exigido por su juego y sus ambiciones tras el drama de Vitoria (3-0), el equipo de Sergio sólo debía responder por él en esta exigente visita del equipo de Julen Lopetegui.

Con la victoria (1-3) del Real Club Celta de Vigo en el Estadio de la Cerámica, el Real Valladolid empezaba el duelo con cinco puntos de margen sobre el descenso y esta renta de más de un partido invitaba a ver al mejor Pucela. Sin exigencia, el equipo podía soltarse la melena pero, no. Todo lo contrario. Estuvo atado y no terminó de responder cuando tuvo opción de hacerlo.

Más por un acierto, control y fuerza hispalense que por demérito blanquivioleta, el Real Valladolid se vio superado por el rival y lo hizo, sobre todo, tras el gol de Ever Banega. La repetición del lanzamiento de penalti provocó un cambio de tendencia que no ayudó en nada al equipo blanquivioleta.

Ya en la segunda parte, los pucelanos lo intentaron y quisieron aprovechar la disminución de la fuerza en la propuesta sevillana. Sin acierto ni, posiblemente, ideas ni fuerza para hacerlo, la reacción y la respuesta tras la debacle de Vitoria se produjo pero no de una forma completa.

Dos partidos en 45 minutos

La entrada en un partido es capital y el Real Valladolid no la tuvo nada mala. El duelo estaba equilibrado en los primeros minutos pero un penalti muy claro de Javi Moyano cambió la tendencia. Pese a que Jordi Masip solventó, inicialmente, el duelo con Ever Banega, el portero pucelano estaba adelantado y la pena máxima tuvo que repetirse.

En la segunda acción, el argentino ganó la partida al catalán y el Sevilla no sólo se adelantó en el marcador sino que cambió la dinámica del partido. Los visitantes desde entonces fueron muy superiores a un Real Valladolid que sólo desde individualidades de Pablo Hervías y con la energía y fuerza de Sandro Ramírez llegó a intimidar el área rival.

Un golpeo a la madera del propio delantero grancanario fue la excepción de un primer tiempo en el que los de Lopetegui pudieron dar un golpe casi definitivo al partido. Por ello el descanso debía sentar bien al Pucela. Las posibilidades de mejora eran muy altas.

Una mejor versión

Llegado al descanso, la lectura que se podía hacer al partido era que el Real Valladolid necesitaba pasar por el vestuario. Debía reorganizar ideas y propuestas para conseguir llegar al área hispalense pero, también, para eliminar el claro dominio que estaban teniendo los de Lopetegui.

Tras los 45 minutos de la segunda parte, el Real Valladolid sólo consiguió uno de sus objetivos. Dando un paso hacia delante, los de Sergio se quitaron la superioridad rival pero no consiguieron hacer fuerte su ataque. Pese a la entrada de Toni Villa, Jorge de Frutos y Enes Ünal, Tomas Vaclík no tuvo muchos problemas ni exigencias para dejar su portería a cero.

El partido terminaba y el Real Valladolid, en su objetivo de mirarse sólo a él, cumplía un pequeño porcentaje de los objetivos para el duelo. Dice adiós al duelo de Vitoria pero con muchos matices.

Dice adiós a uno de los peores partidos desde que Sergio está en Valladolid con otra derrota. Es cierto que la magnitud del rival es diferente pero también es verdad que el Pucela sabe que ha sido superado en los primeros 45 minutos con claridad para, después, cuando tuvo fuerza, no conseguir ni intimidar a un rival superior. En propuesta y lectura.

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