1-1: Un Pucela bipolar desprecia una gran oportunidad

Si lo de Elche fue una "final" para Sergio González, la visita del Cádiz CF al Estadio José Zorrilla tenía un punto mayor de exigencia. Tras el golpe psicológico que era el empate en tierras ilicitanas, el enfrentamiento ante los de Álvaro Cervera es un encuentro de 'exigencia y necesidad', casi a partes iguales.

Ganar era una necesidad pero, a la vez, una exigencia para un equipo con un potencial por mostrar y confirmar. Desde una petición máxima, el Real Valladolid estuvo a la altura y decepcionó. Casi a partes iguales. Con un once de grandes novedades y jugadores llamados para dar un salto de calidad al equipo, el Pucela se vio seguro, confianza y evolutivo, pero sólo en los primeros 45 minutos.

Tras una gran primera parte, los de Sergio González se vieron rotos y sin ideas en los segundos 45 minutos. Nuevamente, la bipolaridad define a un equipo que generó todo para la victoria en los primeros 45 minutos pero que fue incapaz de responder a la realidad de un partido en la segunda parte. Con todo ello, suma un punto. Otra insuficiente y mediocre igualada.

Doble objetivo

Entre esa necesidad y exigencia, el Real Valladolid afrontaba los primeros 45 minutos del partido buscando dar un paso al frente, y tanto que lo consiguió. La primera parte es, muy posiblemente, la mejor muestra de lo que tiene este equipo pero, a su vez, de cómo debe buscarlo. La confianza en los contextos convenció al equipo en hacer una primera parte completa, en duelos individuales y en acciones globales.

Desde el plus de vivir en campo contrario que genera Jawad El Yamiq, la presencia en área que genera Shon Weissman y la lectura de los espacios de Marcos André, el Real Valladolid entró bien en el partido y, posteriormente, fue creciendo en el juego y en el encuentro.

A los de Sergio González se les hizo corto el primer acto y sólo la puntería no hizo presencia en el encuentro. Creyendo que ésta no debe ser un arma para lamentarse, la lectura está también en los contextos que llevan al equipo a entender tantas ocasiones como las que tuvo.

En un ambiente poco reconocible para los jugadores, el Pucela se vio cómodo pero no consiguió aumentar el marcador más de lo que lo hizo Óscar Plano antes de llegar al primer cuarto de hora. La mejor muestra para definir al Real Valladolid fue que, tras el tanto, la fuerza no se vio reducida y los de Sergio buscaron la portería final hasta el tiempo de descanso decretado por Alberola Rojas.

Bipolaridad

No hubo puntería pero sí un contexto favorable para creer en las opciones de un equipo que rozaba la perfección y que, de cara a los segundos 45 minutos, se le exigía seguir por el camino marcado. Era difícil mantener el nivel de creación de ocasiones pero sí, al menos, proponer desde la dinámica que había llevado a ellas.

El camino estaba claro pero la ejecución fue, nuevamente, mala. La mala lectura del juego y la tardía intervención de Sergio González hizo que el partido tomara una dinámica negativa para el equipo. Desde ella el Cádiz CF empató con un gol de Juan Cala en el minuto 64 y con ella, los pucelanos empezaron a dudar de sus herramientas.

Con estas dos condiciones, el encuentro se comenzaba a hacer muy largo a los de Sergio González. Con una intervención errónea del entrenador blanquiovioleta, el Real Valladolid cambiaba su cara. De ser un equipo dominador a verse como un equipo dominado y debilitado. Esa bipolaridad es la que define al Pucela de la temporada 2020/20201, aquél que ha despreciado una oportunidad de oro ante el Cádiz CF.