2-0 Gonzalo Plata (32')
3-0 Weissman (81')
3-1: El Real Valladolid neutraliza el mazazo de Lezama
El Real Valladolid creía tener la situación controlada pero la visita a Bilbao trastocó todos los planes del equipo de José Rojo, Pacheta. La goleada (4-1) recibida ante la Sociedad Deportiva Amorebieta cambió los planes pucelanos y, por ello, la visita del Club Deportivo Mirandés era determinante para calibrar la capacidad de respuesta de los pucelanos
Si bien en las instalaciones de Lezama la respuesta pucelana fue muy mala, en el duelo ante el equipo burgalés los pucelanos sí consiguieron encontrar todo lo que buscaban y necesitaban. Tras el golpe en Bilbao, al Real Valladolid se le examinaba por su capacidad de respuesta y ésta fue buena. A rachas, sí, pero buena.
Sin ser una propuesta excelente por fases del juego en las que al equipo le faltaron respuestas y argumentos, el potencial pucelano sirvió para que el equipo olvidase lo vivido ante la SD Amorebieta y recondujera esa situación que parecía idílica tras siete jornadas sin perder.
Con todos los ingredientes de la previa, el Real Valladolid firmó un partido digno. Irregular, sí, pero con buenas fases de juego que hacían pensar en que lo de Bilbao fue un traspié pero, a su vez, detalles que muestran que al equipo le faltan seguridad y convencimiento. Entre una muestra y otra, está el equilibrio y la sensación de que el equipo suma una importante victoria pero que tiene mucho que mejorar y, ante todo, que asentar.
Superior Pucela
Después de lo vivido en las instalaciones de Lezama, el Real Valladolid tenía una prueba importante. Los de Pacheta debían confirmar que saben qué quieren y que entienden cómo lo deben buscar. Con todo, deben ser protagonista, tal y como lo fueron en los primeros instantes del duelo ante el equipo burgalés en la jornada 15 de LaLiga SmartBank.
El CD Mirandés intentaba buscar su juego pero los blanquiovioleta conseguían imponer el suyo tanto como para ser superiores al rival en todos los 45 minutos. Desde el primer instante, el conjunto local era mejor que el visitante y así, y tras un acercamiento importante de Óscar Plano, Shon Weissman rompía las tablas y cambió el partido.
El sexto tanto del '9' blanquivioleta confirmaba la superioridad pucelana y ayudaba a que los pucelanos dieran un empujón a su partido. El gol del '9' daba un nuevo giro al duelo y ayudaba a que los pucelanos olvidasen el encuentro de Bilbao. Liberados de esa presión, el Real Valladolid fue a mejor y a más. El mejor ejemplo de esa liberación y libertad con la que se encontró el Pucela fue la acción del segundo gol.
Sobre el marcador
Recibiendo lejos del área, Gonzalo Plata, un jugador desequilibrante e individualista, se atrevía con un disparo lejano que se colaba en la portería de Raúl Lizoaín. Con el segundo gol, el Real Valladolid tenía controlado el duelo y lo hacía con seguridad y merecimiento. Desde el primer instante, el Pucela dominaba la posesión y el control del partido y así los de Pacheta llegaban al descanso con una importante ventaja en el marcador.
Pese a la fuerza inicial y constante del duelo pucelano, la primera parte terminó con una mejoría del CD Mirandés. Ese cambio de tendencia del equipo burgalés se transmitió a la segunda parte, fase en la que los visitantes intentaron cambiar el duelo. Sin suerte, es cierto, pero los visitantes quisieron obtener éxito de su propuesta con un final de primera parte más protagonista.
Esa inercia con la que se llegó al final de los primeros 45 minutos se prolongó tras la reanudación. Los burgaleses querían más y proponían más, pero el Real Valladolid se aseguraba el control del partido y esa sensación de peligro del equipo visitante se quedaba sólo en eso: sensación. Con mucha intención pero sin acierto, los de Lolo Escobar buscaban y buscaban pero no conseguían generar peligro sobre la portería de Robero Jiménez.
Golpe neutralizado
Hasta el minuto 75 el portero blanquivioleta no tuvo que intervenir con fuerza y fue el mejor signo de control de un Real Valladolid que no dominaba el partido pero que tenía controlado el marcador. Sin grandes sensaciones sobre el juego, la renta obtenida era suficiente para gestionar el duelo y, además, para vivir de él.
Con él, Shon Weissman hizo el tercer tanto y sentenció el partido. La ventaja de tres goles hizo que los pucelanos diesen el duelo por cerrado y que los burgaleses intentasen maquillar el marcador, que no el juego. En una versión muy resultadista del Real Valladolid y de su entrenador, la segunda parte deja una gestión de marcador, pero no de juego de un equipo que neutraliza lo vivido en Bilbao pero que, ni mucho lejos, lo entierra.
El golpe de Lezama sigue y seguirá estando presente pese a una victoria en la que los pucelanos dejaron claro que deben asentar ideas, aquéllas en las que Roque Mesa es capital. La presencia del grancanario en el terreno de juego antes de ser sustituido por lesión coincidió, lejos de la casualidad, con la mejor fase pucelana y con la tendencia pucelana para ganar este importante duelo.