2-3: El Pucela define su ambición en Cartagena

No está mal el Real Valladolid. Ni en juego ni en resultados. Ni en resultados ni en juego. El orden aquí sí es insignificante. Obviamente, al equipo de José Rojo, Pacheta se le puede pedir más. A la Sociedad Deportiva Éibar, líder de LaLiga SmartBank, se le puede pedir más, por ejemplo. Siempre se puede mejorar y firmar una hoja de presentación y un juego y rendimiento mejor.

Transcurridas 27 jornadas, el mundo blanquivioleta sabía cuál es la principal mejora que deben hacer blanquivioleta y no había mejor lugar que el Estadio Cartagova para conseguirlo. El feudo del Fútbol Club Cartagena no es un lugar especial, pero la fecha sí que era un momento clave para que los blanquivioleta dieran un golpe sobre la mesa.

Pese a la innegable mejoría lejos del Nuevo Estadio José Zorrilla en juego y resultados, al Pucela se le podía pedir más. Se le podía y se le puede y, por ello, la jornada 28 era un momento idóneo de dar un golpe en la mesa y adquirir inercia de juego y resultados, por ese orden, lejos de casa.

Entrenando en el último tercio de la temporada, el Pucela debe dejar atrás ese registro que dice que tiene más partidos perdidos fuera de casa que victorias. Con toda esta previa, el Real Valladolid llegaba a Cartagena con un doble reto y objetivo. Para dormir cerca del ascenso directo, su gran objetivo, los pucelanos debían ampliar y mejorar su versión visitante. Sin la segunda exigencia, la primera es imposible, como quedó demostrado en Cartagonova.

Una identidad fija

En tierras cartageneras quedó demostrado cómo quiere jugar este Pucela y cómo quiere Pacheta que funcione su equipo. El Real Valladolid sufrió, pero, también, hizo sufrir. En ese intercambio de golpes, al que se expone el equipo por la propuesta abierta y vertical con balón, el talento define partidos y los vallisoletanos lo consiguieron porque tienen mucha calidad y muchas variantes.

A la calidad de jugadores como Roque Mesa, Álvaro Aguado, Shon Weissman o Toni Villa hay que sumar el poso de un equipo que crece con el tiempo y que aumenta su capacidad de respuesta. Fue importante dar un golpe sobre la mesa cuando no se llevaban ni 20 segundo, pero, más aún, saber responder cuando lo neutralizaron.

Idas y vueltas

Los de Luis Miguel Carrión equilibraron el encuentro en dos ocasiones. Ver igualada la ventaja no fue un problema para un equipo que supo sufrir y que aprovechó el potencial del banquillo para gestionar el encuentro. Con una actuación notable de Jordi Masip, determinante en muchos momentos del partido, el Real Valladolid salió victorioso de Cartagena porque su estilo le llevó a ello.

Este equipo blanquivioleta no necesita ser superior al rival tanto como ver que el partido va hacia sus registros. Con un encuentro abierto y de alternativas, el Pucela disfruta. Si bien el aficionado sufre con partidos tan abiertos, el juego del Real Valladolid se mueve para conseguir victorias tan importantes como ésta.

Los pucelanos debían conseguir los tres puntos para auparse a la zona alta de la clasificación y lograr, a su vez, un golpe de moral lejos de Zorrilla. Ambos objetivos llegaron al disfrutar de un duelo abierto, de alternativas y posibilidades. Ahí, Pacheta disfruta. Con espacios y variantes, él gestiona a su equipo y éste responde sumándole madurez a una propuesta ofensiva que define a un Pucela que gana en ambición tras la decimoquinta victoria de la temporada.