El Celta cede el trono
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Victoria justa del Deportivo frente al Celta en O Noso Derbi por 2-0, cimentada en una gran presión en el centro del campo que maniató a un conjunto vigués que en ningún momento pudo meterse en el partido.
El Celta no compareció en Riazor, por lo menos el Celta al que estamos acostumbrados a ver, en los primeros 22 minutos de juego donde realizó uno de los peores arranques de partido de la temporada. Mérito también del Deportivo y de su entrenador, Víctor Sánchez, que sorprendió a propios y extraños con un sorprende once titular con Bergantiños, Lusinho y Jona de partida pero que a la postre funcionó a la perfección.
Sabía el técnico herculino que el Celta tiene sus virtudes pero también varios defectos, especialmente en defensa, donde los marcajes al hombre, sobretodo sin Cabral en el campo, dejan huecos y desajustes que un jugador listo puede aprovechar... y en Coruña no lo hay más listo que Lucas Pérez. Buscó siempre la velocidad a la espalda donde ganaba todas y provocaba sudores frios en el Toto Berizzo. Corría el manido minuto 22 de partido cuando Bergantiños tocó la pelota en medio de un desbarajuste defensivo del Celta y Lucas estaba ahí para aprovechar el regalo y poner el 1-0 en el marcador. Eso si, en una posición que, a falta del líbero y demás tecnología televisiva, era cuanto menos dudosa.
Si el Celta como equipo no se había presentado en Riazor, sus jugadores individualmente tampoco. Nolito, el sueño húmedo de Lucho, tuvo un mano a mano con el 0-0 que falló como nunca lo hace. El Dios del fútbol le quiso dar una segunda oportunidad, influencias de Mostovoi imagino, y dos minutos después del gol de Lucas el señor Álvarez Izquierdo concedía un claro penalti de Navarro a Aspas y de nuevo Nolito la volvió a tener... y la volvía a fallar. Lux adivinó su intención e hizo olvidar al añorado Fabricio por unos minutos. A partir de ahí el Dépor dio un pasito atrás. Seguía con una bien hecha y axfisiante presión pero cedió el balón a un Celta que con el esférico vive más tranquilo. Aunque mejoró el conjunto de Berizzo nunca llegó a inquietar en exceso la portería de Lux que apenas tuvo que hacer paradas de mérito y los coruñeses aprovechaban la lenta espalda de la defensa y el medio campo del Celta para asustar a base de contragolpes. El árbitro pitó el descanso y Berizzo tenía muchas cosas que solucionar.
La segunda parte arrancó por los mismo derroteros. El Dépor incluso cedió un poquito más de terreno si cabe. El Celta tenía la pelota sin profundizar, los blanquiazules asustaban con sus contras y el fútbol brillaba por su ausencia. La tuvo para sentenciar el Deportivo en el 54, a Fontás le pasaban como balas, la tuvo que salvar Sergio con pie mandado la pelota a córner. El central catalán, que ya había anunciado que estaba jugando sin estar al 100%, no pudo más y pidió el cambio en el minuto 57, Berizzo, sin centrales en el banquillo, sacó a Planas al campo y recolocó a Jonny al lado de Sergi Gómez.
El Celta seguía sin pisar el área, el Depor no bajaba la presión y los centrocampistas celestes no podría ni sabían crear fútbol. Puestos a que el partido fuera un correcalles pensó Berizzo que mejor con más delanteros y menos medios. Sacó al Tucu y metió a Guidetti en el campo, pero nada cambió. Nolito, Aspas y Orellana buscaban resolver en partido en una individualidad pero no era el día para ello. Y mientras tanto el Dépor a lo suyo, jugando al espacio Juanfran mandó un chut al larguero que a punto estuvo de finiquitar el partido.
Siguió moviendo el banquillo Víctor Sánchez buscando dar más empaque y frescura a la presión. Entraron Laure, Fajr y Jonas por Cani, Jona y Juanfran. Hubo que esperar al minuto 85 para que un blandito tiro de Aspas manchase por primera vez los guantes de Poroto Lux en la segunda parte. Por lo menos en esos últimos minutos el Dépor dejó de crear peligro cuando Lucas ya no podía ni aguantarse en pie.
Tuvimos que esperar hasta el minuto 93 para ver el primer tiro a puerta del Celta con verdadero peligro. Jonny desde fuera del área vio el hueco y la envió al fondo de las mallas, eso si, de su propia portería, sin darse cuenta de que Sergio había salido de ella para despejar ese balón.
Y no hubo tiempo para más. Fútbol no se vio en Riazor, pero a los deportivistas eso no les importó en absoluto. Volvieron a celebrar un victoria en un derbi, cosa que no habían podido hacer la temporada pasada y eso les da el derecho a sonreír, por lo menos hasta el partido de vuelta. "Son sólo tres puntos" dicen hoy los celtistas. Si, pero eran os nosos puntos.