Bruzón: "Karpin y Mostovoi eran muy exigentes con los canteranos"
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Un vigués está triunfando en la India como entrenador. Se trata de Óscar Bruzón Barreras (Vigo, 1977), que hace cuatro años decidió dejar un buen trabajo en su ciudad para comenzar una nueva vida como técnico en un país donde el fútbol es un deporte secundario. En ElDesmarque Vigo tuvimos el placer de charlar con él y conocer su historia. En la primera parte de la entrevista conocemos su etapa como jugador profesional.
Pregunta: ¿Cómo fueron sus inicios como futbolista?
Respuesta: Empecé en el equipo de mi colegio hasta los 17 años, el Colegio Apóstol. En aquella época, era de los mejores clubes en categorías inferiores junto al Areosa, Celta y Colegio Hogar. Al empezar mis estudios universitarios, Guillermo Troncoso me llamó para jugar en el juvenil División de Honor del Areosa. Teníamos un equipo muy fuerte y al acabar la temporada jugamos un amistoso contra el Gran Peña, ahí Milucho se fijó en mi y me ofreció irme a jugar a Tercera División. Recuerdo esa pretemporada; fue una de las más duras que tuve en mi vida porque el salto desde el colegio y el Areosa a Tercera es enorme. Tardé cuatro meses en jugar mi primer partido oficial porque físicamente no podía.
P: ¿Cómo recuerda su debut en Tercera?
R: Fue en un encuentro contra el Viveiro y me salieron las cosas muy bien. A partir de ese día jugué todos los partidos, me hice con el puesto con 19 años. Al acabar la temporada vino el Celta a por mí y subí a la Madroa. De aquella, el Celta B también estaba en Tercera y me salió otra buena temporada. Con ese bagaje me fui al Universidad Las Palmas, primero en Segunda B, donde conseguí al ascenso. Ese año en Segunda tuve una lesión bastante grave de pubis. Me tuve que operar dos veces y solo pude jugar los dos primeros partidos del campeonato. Me medio recuperé y pude firmar dos años con el Pontevedra. El primer año no tuve ningún problema, pero la segunda temporada esa lesión de pubis afectó a mi espalda y me tuve que alejar del fútbol con 24 añitos.
P: ¿Cómo era el Óscar Bruzón futbolista?
R: Era un jugador de banda, con mucha llegada, recorrido, raza y velocidad. Era un trabajador nato. Calidad tenía la suficiente para desenvolverme bien en la banda y poner buenos balones, con cierta facilidad goleadora, ya que metía desde mi posición de extremo 5 o 6 goles por temporada. Sin embargo, a raíz de la operación de pubis, que te hace perder un pelín de velocidad al dejar de utilizar tanto una parte del abductor, mis últimos años los acabé jugando más en mediocampo en una labor de contención.
P: Si no fuera por esa lesión, ¿se veía con opciones de consolidarse en Segunda?
R: A día de hoy me sigo preguntando hasta dónde habría podido llegar sin mi lesión. Por eso soy entrenador. Mi tarea en el fútbol se quedó incompleta por esa lesión. Mi confianza era brutal, aunque mi buena formación llegó muy tarde y mi crecimiento como jugador fue muy rápido. Tuve que quemar muchas etapas en muy poco tiempo. Eso fue una merma, porque mi cuerpo no aguantó toda la carga. Para crecer hay que hacerlo de una forma sostenida desde pequeño. En tres años la presión que sufrió mi cuerpo fue extraordinaria para lo que estaba acostumbrado y ahí lo dejé. Tendría mucha carrera, cada año era un saltito más, pero esto me ha permitido pasar a la parte de entrenador en un país exótico como es la India cuando me saqué mi título de entrenador de nivel 3.
P: En su etapa en el filial celeste, ¿era casi imposible dar el salto al primer equipo?
R: En mi época muy poquitos pudieron dar el salto. Primero estaba la 'Ley Bosman' y segundo competía con Míchel Salgado o Karpin por un puesto en el 'Euro Celta'. Por lo menos llegué a jugar un par de amistosos con el primer equipo. Uno con el Paris Saint Germain y otro en el homenaje a Patxi Salinas. El salto era grande y el primer equipo estaba muy consolidado. Recuerdo jugadores que debutaron en el primer equipo Castillo; Iago que hoy está en el Kitchee de Hong Kong, y Villa, un mediocentro muy talentoso.
P: ¿También era una dificultad que el entrenador del primer equipo fuese Víctor Fernández?
R: Es cierto que no ponía mucho interés en la cantera. No lo recuerdo ver mirando nuestros partidos, aunque me dio la oportunidad de probar en el primer equipo por lo que no quiero ser crítico. En aquella época la cantera no era referencia para el Celta, era una época en la que todo se hacía mucho más a golpe de talonario, había pasta y fichajes. Gracias a dios o no, a día de hoy, la cantera del Celta trabaja de maravilla y es una referencia en España.
P: ¿Cómo era el trato con los jugadores del primer equipo?
R: Eran referentes y gente de mucha personalidad. No es como ahora que es un poquito más de andar por casa, con mucho canterano. En esa época había personalidades muy fuertes, empezando por Karpin y Mostovoi, que daban mucho respeto. Recuerdo estar en el campo entrenando y que no me concediesen ni una milésima. En lugar de estar animando y apoyando a los chavales de la cantera eran super exigentes. A día de hoy entiendes que no haya concesiones por venir de abajo. Me pasó en el Gran Peña. En mi primer entrenamiento al llegar al fútbol semiprofesional, me fui de un compañero consolidado, lo regateé varias veces, y a la cuarta me dio un codazo y me rompió el labio.
P: ¿Qué compañero de su generación le sorprendió que no llegase a Primera División?
R: El mejor era Villa. Ahora es un asiduo a la Madroa, está siempre viendo fútbol base del Celta. Era una pasada, un Xavi, un Iniesta, tenía una clase brutal. Su problema es que físicamente no podía responder como lo hacíamos otros, pero en distribución, control del mediocampo, balón corto y largo, llegada, golpeo de balón era una auténtica pasada y un futbolista que es una pena que no haya llegado a más.
P: ¿Cómo valora la situación actual del Celta B?
R: No entiendo el interés de mantener al filial en la Segunda B a cualquier precio. Un filial se debe nutrir de chavales jóvenes y talentosos que salen de las categorías inferiores y que su objetivo tiene que ser servir de transición al primer equipo. Si quieres darle un poquito de estabilidad al equipo, puedes contar con algún futbolista más veterano en alguna posición, pero contar con hombres de 25 años va en contra de la política de cualquier filial.
P: ¿Qué recuerdo especial guarda de su etapa como futbolista?
R: Recuerdo una anécdota con el Colegio Apóstol. En aquella época nos llamaban pijos y nos decían: ¡venís a jugar con castellanos! Íbamos al Colegio Hogar y nos esperaban en la entrada en las motos para que presentásemos respeto. Eso a mi me motivaba mucho; recuerdo partidos en Tercera con la gente en las bandas con los paragüas listos, o con el Universidad Las Palmas cuando viajábamos a la Península llamándonos "africanos, moros, etc".