Augusto, el capitán que sí se bajó del barco

Decepcionante, así se debe de calificar la temporada de Augusto Fernández en el Celta, no por su juego, ni por su entrega si no por su compromiso, el jugador aceptó llevar a principio de curso un brazalete de capitán que en enero abandonó por irse al Atlético de Madrid.

Fue el primer gran palo para el Celta en este curso 2015-2916 que con 31 puntos en las 17 jornadas transcurridas ocupaba la quinta posición a sólo dos puntos del Villarreal. Una oferta muy complicada de rechazar, tanto en el plano económico como en el deportivo hicieron que el jugador abandonase la ribera del Lagares por la del Manzanares. Un sueldo muy superior, jugar la Liga de Campeones y saber que su vuelta a la selección argentina era posible estando en uno de los considerados grandes pesaron en su decisión dejando al Celta en la estacada por una cantidad de dinero escasa dada su importancia y nivel.
Hasta ese momento Augusto había sido el mejor jugador del equipo, con una media de 6,8 en sus 15 partidos Su capacidad para cubrir campo y abarcar metros lo había hecho insustituible permitiendo a sus compañeros jugar más liberados de las tareas defensivas. A pesar de realizar la mayor parte de su trabajo en aspectos defensivos pudo anotar un gol en los 9 disparos que intentó, mostrando su faceta original de extremo. A diferencia de su nueva etapa colchonera en el Celta era objeto de muchas faltas 22 por las 29 que cometió, aunque sí vio 7 tarjetas amarillas. Para el recuerdo su partido ante el Barcelona, donde no sólo él, se comieron a los culés con un fútbol vertiginoso, lleno de intensidad y calidad a partes iguales.